de fiesta. Uno no está continuamente yendo a estos sitios y cuando va, el lugar tiene que tener magia. Y para ello, la luz es básica. En un restaurante podemos aceptar que la comida sea lo más importante pero inmediatamente después están el sonido y la luz. En un sitio ruidoso y mal iluminado nadie puede disfrutar. En definitiva y respondiendo a la pre- gunta inicial, hoy en día, la información va tan rápida que hay ciertas carac- terísticas que vuelan de una parte del mundo a otra en solo una semana. Por ejemplo, substituir la luz de las velas es muy complicado. Hay algo en la luz de la vela, sobre todo cuando la puedes colocar en medio de la mesa, que crea un espacio lumínico, una poética, una vibración y una calidez que no es fácil de imitar. Por esto, aunque hay muchos avances tecnológicos, creo que está bien seguir poniendo velas en determinados sitios tal y como lo hacen actualmente en otros países. Las tecnologías de la luz avanzan y cada vez hay más estudios especia- lizados en iluminación. ¿Cómo ve el futuro del sector? Creo que el mundo en general y, en particular el de la construcción evolu- ciona muy poco. Se construye mucho peor hoy día que en siglo XVIII y lo creo firmemente. Se edifica en mayor cantidad, en eso no hay discusión, pero una buena casa burguesa de París del siglo XVIII tiene una inercia térmica, un grueso de fachada o una resistencia al paso del tiempo que ninguna cons- trucción actual tiene. En general, en las últimas décadas hemos vivido dos avan- ces fundamentales: el nacimiento de la informática, con un ahorro de papel considerable -por ejemplo, en mi sector, ha variado totalmente la manera de archivar planos-, y las comunicaciones. Ahora puedo trabajar conjuntamente con un arquitecto que está a cientos de kilómetros de aquí. Estos dos aspec- tos son un paso tremendo. Del mismo modo, la iluminación artificial ha dado unos pasos tremendos y acelerados, que cada año cambian, y por eso creo que no nos podemos imaginar cómo habría iluminado Antonio Gaudí la Sa- grada Familia. Cuando tuve que reforzar la iluminación en el interior del Palau Petit Palau, en Barcelona, un proyecto arquitectónico de Oscar Tusquets con iluminación de Pierre Arnaud y AIA. / Interior of Petit Palau, in Barcelona, an architectonical project of Oscar Tusquets, with lighting by Pierre Arnaud and AIA. PROTAGONISTA|51 de la Música Catalana tuve que pensar en cómo lo habría hecho Doménech i Montaner. Él me había dejado alguna pista. Básicamente consistía en poner muchos puntos de luz de baja intensi- dad y respeté esta máxima, aunque evidentemente, los materiales y produc- tos actuales son muy diferentes a los de su época. ¿Cree que los arquitectos contarán cada vez más con profesionales es- pecializados en esta disciplina? Evidentemente, cada vez trabajare- mos más con especialistas en materia de iluminación y cada vez habrá más arquitectos que se especialicen en esta disciplina. Cuando yo acabé la carrera, por ejemplo, no había muchos arquitec- tos especializados en paisajismo mien- tras que ahora hay bastantes, además es una especialización muy buena para un arquitecto. La iluminación no es un asunto puramente de cálculo ingenieril, de ésos que hoy día muchos programas informáticos los pueden solucionar, sino que es una cuestión de imaginación, un acto de proyectación. Es un proyecto ar- quitectónico, mientras que la luz natural se ha considerado desde la Antigüedad, por ejemplo en el maravilloso Partenón de Roma, la luz artificial es una discipli- na mucho más reciente. Recuerdo una vez en un Congreso, un arquitecto madrileño muy recono- cido actualmente, nos explicó uno de sus proyectos que consistía en una escuela para niños. Después de ana- lizar varios aspectos arquitectónicos, tuve el atrevimiento de preguntarle por las luminarias, porque me parecían una desfachatez. Se trataba de unas