46 | Aeropuerto Lleida-Aiguaire. Fotografía: Adrià Goula Torre Agbar. Fotografía: Rafael Vargas “La iluminación exterior de la torre Agbar obligó a hacer una reflexión profunda en el Ayuntamiento de Barcelona” no. En todo caso ha sido un desafío tecno- lógico resolver el problema de tener unas luminarias de esta longitud y prestaciones en el pavimento de una plaza pública con tráfico rodado. Otro de sus proyectos, la Torre Agbar de Barcelona, realizada junto a Jean Nouvel, otorga una especial importancia a la luz na- tural, en el interior. El interior de la Torre Agbar es consecuen- cia de una actitud respecto a la manera de construir la torre. Es un rascacielos cons- truido con un muro de carga y con venta- nas, huecos abiertos en un muro macizo, inerte. Así, la iluminación es casi domés- tica, aunque obviamente complementada por la iluminación técnica, similar a la de las mejores oficinas contemporáneas. Tam- bién es verdad que la iluminación es radi- calmente distinta en diferentes ámbitos de la torre. No es lo mismo la iluminación de la cúpula, donde la luz natural es funda- mental, que la del resto de la torre. ¿Es difícil trabajar junto a grandes arqui- tectos? ¿Qué ha aprendido de ellos? Sinceramente, no creo que sea más difí- cil trabajar con grandes arquitectos que con arquitectos medianos. Probablemente es más difícil trabajar con uno malo que con uno bueno. De la gente con la que he trabajado lo he aprendido todo. Y no ne- cesariamente siempre de los más famosos. Con cada socio o compañero he aprendido mucho. La iluminación exterior es también una de las señas de identidad de la Torre Agbar, ¿Cuál es el límite que debe establecerse para no caer en la contaminación lumínica? En realidad, ésta es una situación comple- ja y difícil que vamos a tener que abordar en los próximos años. La iluminación ex- terior de la torre Agbar obligó a hacer una reflexión profunda en el Ayuntamiento de Barcelona. La capacidad de las nuevas tec- nologías de convertir los edificios en gigan- tescos displays o pantallas de transmisión La Mola Hotel and Conference Centre. Fotografía: Adrià Goula