12 | APUNTES LA DELGADA LÍNEA ROJA El jurado de la cuarta edición de los Premios Lamp Lighting Solutions 2011 otorgó un Accésit en la categoría Students Proposals al proyecto de iluminación de Sílvia Cruells y Guillem Colomer, de l’Escola Superior d’Arquitectura del Vallès (ETSAV), por la simplicidad formal de su aplicación en el paisaje y por el valor emotivo que aporta. “Había quedado absorta en una especie de encíclica emocional con la ciudad, justo en el momento en que decidió seguir esas esbeltas líneas de luz, que dibujaban esa línea casi imaginaria, ape- nas tangible, que unía distintas texturas de la ciudad. ¿Una línea de líneas? Ge- neradora de momentos y receptora de momentos generados. Una línea de tiempos temporales atem- poralizados por el arte de la memoria... ¡irrepetibles! Si los lugares tuvieran memoria, si esa línea de líneas de luz tuviera la suya, po- dría recordar un sumario de instantáneas distintas de cada ayer. (...) Ésta era la sinfonía de su memoria, la instantánea de ese lugar, la crónica de cómo una es- belta e intangible frecuencia de luz en- tiende el tiempo y el estar, el catálogo de esos incatalogables momentos que puede generar. Una línea con paisajes lineales de agricultura fotolineal. (...) -Y todo lo que seguía imaginándose po- día suceder en aquel lugar...- En reali- dad, no dejaba de ser una sucesión de cien esbeltos tubos de policarbonato translúcido, de altura e inclinación va- riable, con dos sistemas de LEDs en el interior. La parte amarilla de la lámpara siempre está encendida, mientras que la rojiza ¡sólo se enciende cuando paso cerca! Se encontraba en Girona, decidida a de- jarse embriagar por esta bonita ciudad de la que tanto le habían hablado, cuan- do se encontró frente a unos escultóricos y esbeltos juncos de luz. Decidió seguir- los sin saber dónde podían llegar. Pasó por una rambla, una calle, una de- hesa, un río, un parque, hasta encontrar- se ya de noche, y vio como los juncos habían dejado de reflejar la luz del sol y desprendían una luz amarilla si no había nadie cerca, mientras que se enrojecían tímidamente con la presencia de algún atleta nocturno, de algún perro despista- do, la abuela, ese grupo de jóvenes que buscaban un rincón donde tomar sus primeras cervezas, los seguidores del Akasvayu corriendo para no llegar tarde al partido y ella, aún soñando con esos paisajes cambiantes constantemente, ¿decía Freud que provocaban transicio- nes emocionales?”. Más información: Entrevista a los autores en www.icandela.com www.lamp.es