Figura 4. Imagen tomada con una cámara de radiación térmica. Esta radiación es invisible, encontrándose en su mayor parte entre el infrarrojo y las microondas; por ello se emplean colores falsos para representar las diferentes temperaturas, tal como se indica en la escala. cos. Estas leyes muestran que toda la luz –la visible y la invisible– es radiación electromagnética que se propaga a la velocidad de 300.000 km/s, inalcanzable por cualquier objeto material. La publicación del extraordinario trabajo teórico de Maxwell en 1865 es uno de los hitos históricos con- memorados por el Año Internacional de la Luz 2015. (Figura 2) La temperatura de las fuentes En tanto que astrónomos y físicos medían la temperatura que pro- ducen luces de diferentes colores al incidir sobre una superficie, los químicos se dedicaron a producir radiaciones de diferentes colores variando la temperatura de combus- tión de los materiales. Así llegaron a otro gran descubrimiento: todo material radía, cualquiera que sea su temperatura. El color y la inten- sidad de la radiación dependen de la temperatura del material emisor, de tal manera que el máximo de la inten- sidad se desplaza hacia el azul con- forme se eleva su temperatura, y este Figura 3. Curva de intensidad de la radiación térmica como función de la temperatura del cuerpo emisor. A bajas temperaturas la radiación es poco intensa y el máximo de su intensidad se encuen- tra en el infrarrojo. Conforme aumenta la temperatura la radiación se vuelve más intensa y abarca una zona más amplia del espectro, que incluye la región visible. desplazamiento sigue una ley sencilla: a mayor temperatura (T), menor la longitud de onda (λm) del máximo, o sea λmT = constante. (Figura 3) Tan precisa es esta ley, que me- diante el análisis de la curva de intensidad de la radiación solar, cuyo máximo se encuentra en la zona amarilla del espectro, puede determinarse la temperatura de la superficie del Sol: 5778K. Nuevamente los astrónomos apro- vechan el color de la luz, esta vez para determinar la temperatura de emisión de las estrellas. Algunas de las enanas blancas, que son estre- llas viejas en su última fase de evo- lución, alcanzan temperaturas de superficie superiores a los 30.000K y emiten, por lo tanto, una cantidad apreciable de rayos X. Sin ir tan lejos, el análisis del co- lor de la radiación sirve para medir A FONDO|65