A FONDO|67 sueño, la sensación de alerta e incluso del humor y bienestar. También este sistema es responsable de la fotofobia que puede ocurrir en ataques de migra- ña o la susceptiblidad a la luz brillante que se da en algunas personas. Melatonina, la hormona nocturna La información de luz llega al NSQ a través de la retina, permitiendo el ajus- te de los ritmos circadianos a los ciclos externos. Los NSQ a su vez envían información hacia otra estructura ce- rebral, la glándula pineal, que secreta la hormona melatonina. Esta sustancia es extremadamente dependiente de la luz ambiental. La melatonina se secre- ta en función de un ritmo circadiano presentando niveles bajos durante el día y altos durante la noche, pero solo en presencia de oscuridad. Si durante la noche se recibe luz los niveles de melatonina disminuyen drásticamente. La secreción de melatonina es para los seres vivos la medida de la noche. Su secreción tiene una especial importan- cia en la adaptación a las estaciones del año: los días de invierno, con más horas de oscuridad, al menos en un en- torno natural, permitirían al organismo producir mas cantidad de melatonina y así reconocer la época del año. La melatonina actua sobre los NSQ contribuyendo a estabilizar la hora del reloj interno, pero además tiene pro- piedades sobre el sistema inmunitario, es neutralizadora de radicales libres y antioxidante. Por este motivo la “luz durante la noche”, al privar al cuerpo de esta sustancia puede contribuir a iniciar o empeorar algunas enfermeda- des. La disminución de la hormona mela- tonina es proporcional a la intensidad de luz, pero al mismo tiempo depende de la longitud de onda, la luz de banda azul inhibe mas la secreción de mela- tonina nocturna que la banda de luz anaranjada. La luz artificial puede modificar la estabilidad de los ritmos circadia- nos Mantener estables los ritmos circa- dianos es importante para el man- tenimiento de la salud. Para ello, el principio básico es mantener un buen contraste de luz entre el día y la noche. Tanto una falta de luz durante el día como un exceso durante la noche pue- de alterar el orden temporal interno, constituyendo un riesgo para la salud. El desajuste circadiano se ha asocia- do a alteraciones del sueño, con las consecuencias que de ello se derivan, pero también a mayor riesgo a sufrir cáncer, enfermedades metabólicas, como obesidad y diabetes e incluso a alteraciones del humor. Algunas de estas alteraciones han sido atribuidas a la disminución de la melatonina. Actualmente hay base científica su- ficiente para saber que la cantidad, el tipo de luz y la hora en que se recibe puede alterar, o ayudar a mantener, los ritmos circadianos. El sistema circadia- no es especialmente sensible a la luz que recibe al inicio y al final del día, siendo la luz recibida al anochecer la que mas interfiere con el sueño y con la secreción de melatonina. Además, como se ha comentado, la banda azul es la que más influye sobre el sistema NFI. De manera general, la luz brillante, que incluye la banda del espectro con componentes azules, durante el día suele mejorar la sensación de alerta, estimula la capacidad cognitiva e incluso favorece el sueño nocturno de las persona. En cambio, durante la noche, altera el sistema circadiano, dificulta y retrasa el sueño, inhibe la secreción de la hormona melatonina e incrementa los niveles nocturnos de la hormona cortisol y de la temperatura corporal. Así, para preservar la ritmici- dad circadiana, la luz durante la noche debería ser tenue y de baja temperatu- ra de color (amarillo, rojo), evitando la banda azul. Los efectos de la luz puede también producirse por el color de la