En el campo de las neurociencias se ha ido investigando en las vías neurales que conducen a respuestas fisiológi- casalaluzmásalláde la visión. Disponer de luz artificial durante las 24 horas del día ha generado nuevos hábitos de conducta, distintos horarios de trabajo y mas desplazamiento de la actividad hacia la noche. Pero, ¿las personas están preparadas para recibir luz a cualquier hora del día? Los ritmos circadianos Para entender la bases biológicas de la influencia de la luz en las personas hay que tener en cuenta las condicio- nes ambientales del planeta en el que, como especie, hemos evolucionado. La Tierra gira sobre su eje aproxima- damente cada 24 horas y alrededor del Sol cada aproximadamente 365 días. Estos movimientos cíclicos ge- neran cambios drásticos en las condi- ciones ambientales que forzosamente han condicionado la vida sobre la Tierra. Entre estas condiciones, la luz destaca por su predictibilidad. Durante el día, la luz solar es de gran intensi- dad, durante la noche la luz es tenue, como máximo la luz de la Luna llena o del cielo estrellado. A lo largo del año, las variaciones de luz se repiten con fiabilidad: días largos en verano y cortos en invierno. Si la evolución de los seres vivos en el planeta supone la adaptación a las condiciones ambien- tales del mismo, la adaptación a los cambios entre luz y oscuridad es un factor clave para la supervivencia de las especies. En el curso de la evolución, los or- ganismos han ido desarrollando una estructura interna, un reloj biológi- co, determinada genéticamente, que oscila con un período similar al de rotación de la Tierra y que es capaz de transmitir esta información a todas sus funciones. Así pues, la conducta y fisiología de los seres vivos tiene lugar en base a variaciones predictibles cada 24 horas, ritmos circadianos, que se pueden detectar en prácticamente la totalidad de sus funciones. En mamíferos, la principal estruc- tura que forma este reloj circadiano es el núcleo supraquiasmático (NSQ) situado en la región hipotalámica del cerebro. El NSQ tiene la particulari- dad de presentar espontáneamente cambios eléctricos a lo largo del día y de transmitir estas señales al resto de estructuras de organismo. De este modo, cualquier función corporal pre- senta un ritmo circadiano. Así, nues- tro organismo tiene capacidad para “marcar” las horas del día, o, dicho de otra manera, cada función orgánica tiene su momento óptimo en una hora del día determinada. El ritmo circadiano más visible es la alternancia entre el sueño y vigilia: un buen sueño nocturno es imprescindi- ble para estar bien despiertos durante el día. Pero este ritmo no es el único. Por ejemplo la temperatura corporal disminuye durante la noche y a partir de la mañana siguiente incrementa suavemente para llegar al máximo a finales de la tarde. También siguen un ritmo circadiano las secreciones hormonales, por ejemplo la hormona cortisol que se eleva a primeras horas de la mañana, para permanecer con valores bajos el resto del día, o bien la hormona melatonina que se produce únicamente durante la noche. Así, la noche no es únicamente un tiempo de descanso sino un tiempo en que nues- tro cuerpo realiza otras actividades, distintas a las realizadas durante el día, pero igualmente necesarias. El orden temporal que se produce entre todas las funciones del organismo se puede A FONDO|63