APRENDIENDO ARQUITECTURA La luminaria como creadora de espacio doméstico Créditos > Text/Texto-Photography/Fotografia: Víctor Jordá Bordoy En muchas ocasiones, incluso aunque no nos fijemos, una luminaria o un conjunto de ellas se convierte en la imagen representativa de un espacio y éste sería irreconocible sin la misma. Y no hablo solamente del nivel estético, pues es cierto que algunas empresas o negocios, sobre todo en la restauración, han decidido convertir su forma de iluminarse en un distintivo de su marca; me refiero más bien a cómo interactuamos con un espacio en función de la luminaria que se ha elegido para iluminarlo, cómo nuestros movimientos y acciones pueden cambiar, cómo podemos sentirnos por ejemplo más predispuestos a trabajar o a pasar un rato agradable. Es algo más psicológico que estético. La motivación para este artículo me surgió cuando, a mediados de marzo, visité la masía de Can Serra, en Parets del Vallès, Barcelona, con motivo de una “calçotada” que se celebraba en la misma para recoger dinero para restaurarla. Al poco de llegar hubo un rincón exterior que enseguida me sedujo: En la explanada frente a la fachada principal, justo antes del inicio de un desnivel del terreno hacia un pequeño huerto, aprovechando la única rama de un árbol que parecía muerto, habían colgado una pequeña luminaria de interior antigua y rústica, de cristal opaco pintado. Debajo había una mesita baja sencilla y unas sillas. Eso me hizo pensar en el concepto de la luminaria como creadora de espacio “doméstico”, acogedor. Estoy absolutamente convencido de que ese espacio no hubiera sido el mismo sin esa luminaria, no hubiera tenido