REPORTAJE|17 ¿Qué es el autismo? Es un “grave trastorno de origen multifactorial y orgánico, de afectación profunda a la comunicación y socialización y que viene acompañado de alteraciones neuropsicológicas que afectan a las funciones superiores de pensamiento, leguaje, memoria e inteligencia”. Actuar desde la diagnosis es lo más importante de todo. Nos topamos con mentes caóticas que se podrían, en cierto modo, ordenar. Mostrando atención en la forma de aprender del niño, incluso se puede enfatizar sus grandes virtudes. El autista procesa la información de tres maneras diferen- tes: pensamiento visual, pensamiento musical y matemático y pensamiento lógico-verbal. Lo que tienen en común según la mayoría de expertos es que observan a través del detalle y poco a poco llegan al todo. Un proceso inverso al nuestro. Eso provoca que la rela- ción con el mundo sea mucho más angustiosa, pues son mucho más susceptibles a la luz, y a las texturas, entre un sinfín de variantes en las que cabría pensar a la hora de dise- ñar un entorno para ellos. Sin tener en cuenta todo eso, un autista se encierra en sí mismo, lo que provoca aislamiento y en muchos casos, crisis por una sobre carga de información sensorial. Los individuos que padecen altos grados de autismo tienen tres tipos de dificultades de procesamien- to sensorial: hipersensibilidad (muy sensibles), hiposensibilidad (poco sensibles) y el llamado ruido blanco (interferencias internas). Es por ello por lo que surgió el inte- rés por una arquitectura que respon- diera a las necesidades del autista. ¿Podría un entorno adecuado aliviar las angustias del autista? ¿Mejora- ría así su relación con el entorno y, consiguientemente, con el resto de personas? Debido a este tipo de reflexiones se creó un decálogo del autista, 10 normas en las que basarse a la hora de crear un entorno ideal, una escue- la en este caso. Los dos conceptos base del proyecto son la transición y el individuo, ambos apoyados en las proporciones de una espiral logarítmi- ca que se hace un hueco enterrándo- se en el suelo. Para alguien tan sumamente sensi- ble al detalle, es necesario diseñar un entorno puro, claro y libre de dis- tracciones, pues de lo contrario éstas provocan un retraso tal en el aprendi- zaje y en sus relaciones sociales que hacen que su inmersión en el mundo sea cada vez más difícil; trabajar con colores pasteles y claros para evitar grandes contrastes, así como evitar patrones en las texturas y siempre en un entorno natural libre de ruidos, rodeados de elementos naturales. En definitiva, se ha de vigilar todos los factores que puedan alterar cualquie- ra de los sentidos y eso nos lleva a la búsqueda de un entorno neutro. ¿Qué es un espacio neutro para un niño autista? Un niño normal puede asimilar que un espacio va variando a causa de la luz solar. Entienden (o no prestan aten- ción) que el día va cambiando. Los niños autistas son mucho menos flexi- bles y a muchos de ellos les cuesta percibir correctamente la tridimensio- nalidad del espacio. Si este espacio tiene menos luz o sombras pronuncia- das que se mueven a lo largo del día, pueden sentir que se encuentran en espacios diferentes, pues estas som- bras son puntos de referencia para ellos, puntos desde los cuales relacio- nan todo lo demás. Si estos puntos varían, todo su orden asociativo se desestabiliza y no se sienten seguros. Para ciertos autistas, este espacio con dos ventanas a sur, puede ser considerado como diferentes habitaciones en función de la hora o la estación del año.