REPORTAJE|17 Entrevista a María Ruiz Ulibarri, Diseñadora de Producto de Lagranja Por: Oscar Amela Arbonés - Arquitecto Estudiante del Postgrado de Diseño de Producto de la Escola Sert COAC Oscar Amela Arbonés: ¿Qué es el diseño de producto? ¿Qué hace un diseñador de producto? María Ruiz Ulibarri: Cada estudio es un mundo. El nuestro nació como un despacho de interiorismo donde muchas veces acabábamos diseñando mobiliario a medida. Surgió así la necesidad de di- señar producto; de paso podemos poner en nuestros interiores esos diseños e incluso venderlos a empresas y produ- cirlos. OAA: Como la butaca para el hotel Chic & Basic Ramblas en Barcelona. MRR: Exacto. Y ahora estamos hacien- do el taburete. Pero no lo fabricamos nosotros. Gestionamos proveedores, recibimos el producto terminado y lo enviamos al cliente. La intención no es competir con empresas de mobiliario, trabajamos para ellos. En este caso había un producto que era difícil encon- trar a según qué precio - butaca barata que cumpla con nuestros requisitos- y decidimos producirlo. OAA: El trabajo no viene solo... MRU: El mundo del diseño del producto es muy libre, hay diversas maneras de trabajar. Puedes presentarte a empresas que te guste lo que hacen: “yo hago esto, tengo una idea y creo que te convie- ne...”, o si crees que existe un hueco en su catálogo... Otra opción es que alguien te venga con un briefing y te diga, por ejemplo, quiero hacer campanas de cocina con estas características. Pues le haces tu propuesta. También puedes presentarte a concursos de diseño... OAA: ¿Cuánto tiempo se necesita para sacar un producto al merca- do? MRU: Entre un año mínimo y dos. Al año el proyecto suele estar acabado, pero quedan cosas por pulir: acabados, cosas que van saliendo... y tú formas parte de ese proceso, te puedes implicar a muchos niveles, incluso en el catálogo. Hay diseñadores de producto que hacen de directores de arte para empresas de diseño, y les diseñan des de la silla hasta el catálogo, piensan el concepto de toda la empresa... Diseñadores como Alberto Lievore trabajan con empresas hasta el punto de decidir cada año si se van a hacer sillas, o mesas...El diseña- dor es versátil. Y dos años es mucho tiempo como para no sentirte a gusto con las empresas que trabajas. También lo es que éstas tengan una oficina técnica que sirva de soporte al estudio, con la que haya una buena comunicación. Sino, eso repre- senta mucho más trabajo y sobretodo inseguridad, con resultados y expe- riencias bastante poco agradecidos. Nosotros no somos ingenieros, lle- vamos nuestros diseños hasta cierto punto. Los diseñadores no sabemos hacer motores, no dibujamos mol- des..., eso lo hace un especialista. No- sotros planteamos diseños que tengan en cuenta sistemas de producción. La relación entre diseñadores e in- genieros debe ser un diálogo de ida y vuelta, que busca soluciones hasta llegar al acuerdo, para que no te cam- bien el diseño a niveles inaceptables. Los ingenieros todo lo hacen cuadra- do, grande y sencillo de desmoldar. Nosotros buscamos otras cosas a nivel formal, conceptual; es importante que la oficina sea técnica y buena, y a su vez tenga la capacidad de comprender al diseñador, saber que no todo vale. Por nuestra parte también tenemos que abrir la mente y decir, si esto así es más caro, difícil y tal, hay que cambiar cosas. Somos abiertos en este sentido pero luchamos las cosas que nos parecen importantes. Incluso es- tando encima salen cosas que no son lo que tú querías. Vamos de la mano del proyecto hasta que se termina. No todo el mundo lo hace. El diseño industrial está muy condicio- nado por el negocio que hay detrás. Interviene publicidad, marketing, es sacrificado. Aquí hay que tener una Lámpara Ray; Foto: Lagranja paciencia infinita. Cuando por fin sale el producto, se te ha olvidado la ilusión que te hacía el principio. OAA: ¿Qué relación hay entre el diseño y la arquitectura? ¿Qué les une? ¿Qué les separa? ¿Cabe la fi- gura del arquitecto en el mundo del diseño de producto? MRU: Hay varios arquitectos que han hecho incursiones en el diseño indus- trial, incluso algunos se han acabado dedicando y tienen trayectoria y produc- tos evolucionados. En general, cuando un arquitecto hace un producto le cuesta pensar en el detalle mínimo, el cambio de escala es brutal; entonces todo les sale muy cua- drado, muy formal... En nuestro estudio mismo, a veces nos cuesta compren- dernos. Hay un gran cambio de escala. Para el diseñador el milímetro es muy importante; lo que diseñamos se produ- ce tal cual, y un milímetro menos puede representar un problema de producción. Creo que el arquitecto necesita a alguien que lo apoye en estas cosas. Una perso- na detrás que vaya convirtiendo... No se trata de un problema de capacidad.