56 Felipe Rebollo Gómez, Ingeniero Industrial, formador y consultor Lean. felipe.rebollo.gomez@hotmail.com Mi viaje a la excelencia inspirado por el Lean TRIBUNA DE OPINIÓN Lean como herramienta de optimización de los entornos industriales y de servicios ofrece una oportunidad única a las organizaciones para alcanzar la excelencia, madre de todos los éxitos. Y es que no quedará otro camino, sea en esta o en la próxima generación, ¡que vivir Lean!. Alo largo de los años hemos pasado de sustentar el futuro sobre la calidad, que luego tenía que ser total (porque la calidad parcial parecía que no era su ciente), para seguir hacia la I+D, que se quedó también corta y la que hubo que añadir la “i” pequeña de la innovación. Por el camino y en paralelo, y con mayor o menor éxito, hemos pasado de diversi car, a centrarnos en el core-business, para integrarnos hacia adelante y hacia atrás, y terminar por apostarlo todo a la exportación como tabla de salva- ción de una crisis larga, muy larga. Todo esto y más, para volver a la casilla de salida y simplemente seguir adelante. Lean, o más concretamente el camino para llegar a la excelencia operativa, y por qué no también de gestión, arranca con el ejem- plo de la industria de automoción y especialmente de la mano de Toyota en tiempos tan lejanos como los años 40. Lean es la herra- mienta, la técnica, el conocimiento, pero no el objetivo, como el fuego fue desde su invención hace 1 millón de años una herra- mienta y el progreso de nuestros antepasados el objetivo. El único objetivo posible ahora es jar el rumbo de nuestras organizaciones hacia la excelencia. Es difícil, cuando no imposible, cambiar el resultado de cualquier acción haciendo siempre lo mismo. Pero el bene cio a obtener ver- daderamente lo justi can, con reducciones de costes entre el 40 y el 400%. ¡Hasta la excelencia operativa y de gestión y más allá! Empecemos por el principio, nuestra economía es una economía de volumen en la que el impacto de la reducción de coste va directo a la cuenta de explotación y de ahí al bene cio. La globalización, la sobrecapacidad permanente, la imposibilidad de encajar el bino- mio producto-precio al mercado. Surgen entonces las primeras dudas. ¿Cómo vamos a vender algo que nadie necesita?, ¿cómo vamos a introducir nuestro producto en un mercado saturado por la competencia: bajando nuevamente el precio?, ¿aportamos ver- daderamente valor a nuestros clientes? ¿Cómo trasformamos un conjunto de herramientas en una Biblia? ¡Muy fácil, gracias al Lean que debe ser la luz que nos guíe! La rea- lidad es evidente. No hay otra manera que trabajar continuamente pensando en reducir costes, aportando valor y respondiendo rápido y mejor que la competencia a nuestros clientes. Lo bueno de esta herramienta es que no hace falta una causa concreta o problema a resolver, casi mejor, ya que lo implantaremos por pura convicción. Desde el negocio más complejo a la actividad diaria más sencilla, ¡Si, Lean vive en todos nosotros!. Hemos de ser como los fervientes creyentes de la fe, que alcanzan el éxtasis en su camino de reflexión, de cómo seguir y seguir mejorando, motivando, innovando, y en definitiva res- pondiendo a los que nuestros clientes demanden mejor, con los mínimos recursos.