Opinión James Wood, director de las líneas Factory y Activplant de Aptean El círculo del compromiso Para cualquier fabricante, conseguir la máxima eficacia operativa depende del compromiso de sus trabajadores. Se espera que los empleados sean proactivos, recopilen información, detecten y resuelvan problemas y recomienden mejoras. Por desgracia, su opinión no se tiene en cuenta con de- masiada frecuencia, lo que afecta considerablemente a la moral de la plantilla. Los empleados sienten que lo que hacen no sirve para nada, que trabajan 'porque sí'. Cuando un trabajador tiene la sensación de que las tareas que le enco- miendan no tienen ningún efecto positivo ni en ellos ni en su forma de trabajar, enseguida se desvinculan del proceso entero. Sienten que su opinión no cuenta o, en el peor de los casos, que sus superiores no confían en su punto de vista o en la información que les facilitan. En consecuencia, ven cuestionada su profesionalidad, sienten que no se les valora debidamente y que se les considera simple mano de obra cuya opinión es irrelevante. Esa es la peor manera de gestionar a las personas, el activo más importante que tienen las empresas. Son profesionales que atesoran años de experiencia y comprenden los problemas de la producción, así que es fundamental que sus conocimientos se recopilen en forma de datos y se transformen en información que la empresa necesita para mejorar la eficacia operativa. Para lograrlo, hay que encontrar la manera de que los trabaja- dores se impliquen en la empresa en general. 80 Herramientas para rendir Cuando damos a los operarios una herramienta sencilla y poco invasiva que les facilite la tarea, es más fácil recopilar sus conocimientos e introducirlos en el sistema de la empresa. La herramienta debe ser sofisticada y avanzada, de modo que permita presentar las aportaciones de los empleados en tiempo real para que, así, se pueda actuar en consecuencia de manera inmediata y los trabajadores vean que su opinión se tiene en cuenta. Esta inmediatez es básica. Si esperamos hasta que el turno haya terminado, es demasiado tarde para analizar el desempeño y a menudo la información acaba perdiéndose entre las siguientes tareas. Además, a los empleados les da la impresión de que la empresa no toma decisiones en base a los datos capturados en tiempo real, no sigue una dirección clara y pasa por alto los facto- res que pueden contribuir a que el negocio vaya por buen camino. La capacidad de revisar los datos, tanto en tiempo real como en intervalos definidos durante el turno, permiten actuar enseguida para corregir los aspectos ineficaces. Al llevar a cabo revisiones frecuentes, los operarios ven que su aportación se aprovecha para mejorar continuamente. Así notan que la empresa confía en ellos. Así es como se consigue el compromiso. Se sienten