111 AIRE COMPRIMIDO El aire comprimido es una energía terciaria, y por lo tanto, de las más caras de generar. Al precio al que están actualmente los kWh utilizados para generar este aire comprimido que “se pierde” es fácil imaginar los millones de euros que estamos literalmente tirando. Actualmente el ahorro de energía para reducir costes y conservar recursos forma parte integrante de la gestión de cualquier empresa, incluso de las más pequeñas. Lo más sorprendente es que todavía existen grandes plantas de producción y empresas manufactureras de tamaño medio y grande que siguen perdiendo mucho dinero cada año, simplemente porque dejan que enormes cantidades de energía en forma de aire comprimido se “vayan”. “Tirar” este aire comprimido que ha costado tanto dinero generar se debe básicamente a dos causas: - las fugas, totalmente imperceptibles al oído humano a no ser que sean de dimensiones ya importantes, pero que los detectores de fugas disponibles en el mercado sí “oyen”, y justifican plenamente la inver- sión en un equipo de este tipo. - las pérdidas de presión debidas al (mal) diseño de los equipos utilizados en el sistema de aire comprimido o al mismo sistema de distribución del aire (por ejem- plo, codos en las tuberías evitables, filtros y otros componentes de una red de aire que han sido mal di- señados). Figura 0. Resistencia al flujo de un ángulo en tuberías de longitud equi- valente (en mm). Estas pérdidas y fugas tienen además un importantísimo impacto en la eficiencia económica y el plazo de recupe- ración de una instalación de aire comprimido, ya que apro- ximadamente el coste de adquisición representa un 4%, los costes energéticos representarán un 80%, y el 16% restante se debe al coste de mantenimiento. Figura 1. Reparto de los costes durante la vida de una estación de aire comprimido. A medida que la presión del aire comprimido del sistema baja, los costes aumentan La primera y más vistosa forma de disminuir el consumo en aire comprimido es minimizar las pérdidas de presión en cualquier punto de la instalación, ya que el compresor tiene que compensar cualquier resistencia al flujo del cau- dal que se encuentre en el sistema (por ejemplo, cualquier fuga de aire, o curva o cambio de sentido en el flujo). Para compensar estas pérdidas de presión, se aumenta la presión de funcionamiento del compresor, es decir que se gasta más energía: por cada bar perdido en un sistema mal diseñado, su parte en la factura eléctrica puede au- mentar un 10%. Además, este aumento de la presión de funcionamiento comporta un aumento de la temperatura de compresión, a razón de aproximadamente 8 °C por 1 bar, y esto a su vez puede conllevar un aumento despro- porcionado de la cantidad de vapores de agua y de aceite en el aire. Es decir, se consume más energía para produ- cir la misma cantidad de aire comprimido, y encima éste es de peor calidad, por lo que el tratamiento del aire tiene que ser forzosamente mayor (filtros, purgas..) y aumen- tarán los costes. tecnología