66 Las fugas de acero son pesadillas infernales y muy reales. Rociar una planta con cientos de tonelada de hierro fundido a 1.400 °C (2.552 °F) es un error extremadamente peligroso y costoso que las acerías intentan evitar a toda costa. Supervisar cucharas y torpedos de fundición con la termografía hace que prevenir las fugas sea más realista, pero las cámaras de mano tradicionales requieren un operador, lo que limita la frecuencia de las inspecciones y crea condiciones potencialmente peligrosas en el lugar de trabajo. ANT Automation, con sede en EE UU, entiende los efectos devastadores de una fuga y su sistema Cira ayuda a plantas de todo el mundo a limitar el riesgo de incidentes con una supervisión térmica continuada, según señala Flir en este artículo. CASO DE ÉXTIO Termografía continua para evitar fugas de acero Calentar y transportar hierro fundido es intrínseca- mente peligroso. Una fuga puede provocar la pérdida de miles de dólares en materia prima, daños graves en el equipos cercanos, prolongación del tiempo de inactividad o peor: lesiones o muerte de trabajadores. Afortunadamente, unas medidas de seguridad adecuadas y un equipo saludable ayudan mucho a evitar accidentes importan- tes. Un mantenimiento preventivo diligente de las cucharas y los torpedos de fundición utilizados para trasladar el hierro fundido entre los distintos procesos siderúrgicos es crítico. Muchas acerías utilizan inspecciones termográficas manuales. "La mayoría de plantas tiene una cámara térmica de mano", afirma Javier Barreiro, de ANT Automation, empresa provee- dora de soluciones industriales en Pittsburg, PA. "Van más o menos una vez a la semana o cada dos días, hacen unas fotos de la cuchara de fundición y crean un informe". Aunque estas inspecciones pueden proporcionar información valiosa, a