FOOD & BEVERAGE Y AUTOMATIZACIÓN 24 Esta solución robotizada de final de línea multiformato se basa en 3 robots Yaskawa, dos MPL80 y un MPL160. Avícola El Ángel, granja ubicada en Toledo (España) que cada año produce 110 millones de huevos, ha implementado a través de Innovantia una solución robotizada de final de línea multiformato basada en 3 robots Yaskawa, dos MPL80 y un MPL160 asistidos por generación de vacío y garra mecánica, capaces de ejecutar el paletizado de la totalidad de la producción de la granja ovo-avícola. Los robots, que gestionan unos 120.000 huevos a la hora provenientes tanto del encajado automático como de aquel que aún se realiza de manera manual, preparan de manera segura y con total delicadeza el producto en los diferentes formatos ofrecidos dejándo- los a punto para su envío al circuito comercial. Entre los principales beneficios de la solución aportada al proceso de la Avícola El Ángel está el incremento del bienestar de los operarios, que desde la introducción de los robots ya no tienen que manipular cargas al final de línea ni hacer movimientos altamente repetitivos que tienen un impacto negativo en su salud; la reducción de fallos en final de línea y la mejora de la calidad en la presentación del producto final, gracias a la manipulación precisa que ofrecen los robots, y la reducción del time-to-market, pudiendo además poder gestionar los picos o valles de producción de manera sencilla a través de la repro- gramación de los robots. Avícola El Ángel es una granja clasificadora de huevos ubicada en Cedillo del Condado (Toledo - España) que con un equipo de 25 pro- fesionales cada año produce 110 millones de huevos. El 90% de su producción se destina al mercado nacional, en su mayor parte gran- des superficies y otros lineales de productos alimentarios, y un 10% al mercado exterior, principalmente en Europa. Contrario a la creencia general de falta de tecnificación en el sector agropecuario, esta granja recolectora ejecuta un proceso de pro- ducción altamente automatizado y controlado. Las altas exigencias normativas a los productos de consumo humano, así como los están- dares autoimpuestos por la misma empresa en lo que se refiere al trato adecuado de las 600.000 gallinas ponedoras que aloja la insta- lación, han impulsado un proceso de digitalización y trazabilidad de la producción que va desde el control de todas las variables de salud y confortabilidad. Tal y como explica Antonio García, veterinario y director de calidad y producción de El Ángel, el proceso de producción tiene tres fases: la primera, corresponde a las instalaciones donde se alojan las gallinas, con soluciones sensóricas que controlan a todos los niveles de salu- bridad y confortabilidad de los animales: temperatura, movimientos, alimentación, bebida... Gracias a la apuesta por la tecnología, un solo operador es capaz de controlar un parque de 133.000 gallinas. La segunda se centra en el molino de pienso ya que la granja ovo- avícola tiene su propia fábrica de piensos. A través de un ordenador central configura y gestiona la producción de las recetas, cogiendo de los diferentes silos disponibles los nutrientes que necesitan las aves y las despacha a las instalaciones de las gallinas con total visua- lización y control de las operaciones. La tercera fase del proceso tiene lugar en la clasificadora, donde a través de soluciones de visión artificial se hace un primer cribado del producto –se separan los huevos sucios, con grietas y otros defectos que los hacen inadecuados para el consumo humano–, y a continuación se realiza el pesaje automático, que los clasifica en tres tallas, XL, L y M, para inmediatamente después envasarlos en el formato necesario. Justo después de este proceso, los blíster van a la cinta. Durante el reco- rrido, la mayoría de los formatos se acaban de envasar con una máquina retractiladora, aunque hay blísteres que aún se procesan manualmente dada la particularidad de su formato. Aquí, en el punto donde parecía más difícil aplicar una mejora dada la complejidad de la manipulación a realizar, es donde entra en juego la tecnología de Yaskawa. El reto Con el objetivo de cerrar su ciclo de producción automatizado, Avícola El Ángel necesitaba optimizar el proceso de manipulación final. En esta labor, los desafíos no eran pocos. En primer lugar, era una prioridad la salud de los trabajadores. Esta parte del proceso siempre se había gestionado de manera manual, con el consiguiente estrés físico y síquico provocado por la tensión que genera la necesi- dad de un trato exquisito al producto. “Nos planteamos una mejora radical en cuanto al bienestar de los operarios. Debíamos cambiar un proceso totalmente manual a uno digitalizado para proteger a nuestros empleados”, explica Antonio García.