92 AQ5 Enrique Cobreros, Director de AEICE Escribo sobre una mesa de madera certificada con un lapicero de cartón reciclado, en mi casa que se encuentra en un edificio sostenible de balance energético positivo, conectado a una red de distrito de energía también positiva, en un entorno medioambiental controlado y sa- ludable. ¿Año? Depende de nosotros, de todos nosotros. Ésta es la visión compartida, el ob- jetivo, y hoy, ya, la demanda clamorosa de la juventud del planeta Nuestro sector no sólo no es ajeno a dicha vi- sión sino que es uno de los agentes fundamen- tales para su consecución, pues acapara una buena parte de los consumos energéticos y de materias primas, y, a su vez, es responsable de un volumen importante de emisiones. Situémonos pues en el año de la visión, XXXX: las actuaciones del conjunto del sector (desde la escala de fabricación hasta la interurbana, pasando por la escala edificio y la urbana) esta- rán basadas en el “ecodiseño” de las mismas. Es posible incluso que esta palabra ya no exista y se use sólo “diseño” porque... ¿alguien se ima- gina un diseño que no atienda a sus impactos ambientales? Hoy le ponemos el prefijo “eco” para diferenciarnos porque todavía convivi- mos con actuaciones y diseños que no cuentan como criterio con su impacto ambiental. El camino desde el ecodiseño hasta el diseño (sin más) está iniciado. Fabricantes, arquitec- tos, ingenieros, constructores, promotores, ciudadanos, están incorporando el criterio ambiental como premisa ineludible. Y ya está totalmente demostrado que es compatible con criterios económicos y estéticos, dos de los fal- sos “mantras” puestos como barrera hasta hace muy poco. El ecodiseño es la base de la llamada “econo- mía circular”. Otro término que no tiene mucho sentido, porque, ¿es posible una economía li- neal (sin fin, por lo tanto) en un mundo finito? Parece que no. Por eso, en el año XXXX, qui- zás tampoco hablemos de economía circular, sino de economía, a secas. En nuestro sector, los pocos residuos que nuestra actividad eco- diseñada genere serán recuperados, reciclados, reusados, en definitiva, gestionados en un ciclo circular que permita su re-incorporación en los procesos productivos. “De la cuna a la cuna”, decimos, en base al libro del mismo título pu- blicado en 2002 por Michael Braungart y Wi- lliam McDonough. El movimiento mundial de impulso a la econo- mía circular está siendo intenso, sobre todo en la Unión Europea. Se trata de nuevo de poner en el centro el criterio ambiental, a lo largo de todo el ciclo de vida de los productos o servicios y de minimizar el impacto que éstos tienen en nuestro entorno. Si subimos un escalón, nos encontramos con los Objetivos Mundiales de Desarrollo Soste- nible (ODS, en sus siglas en español; SDG, en sus siglas en inglés -Sustainable Development Goals-). Herederos de los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, los ODS fueron adop- tados en 2015 por todos los estados miembros de Naciones Unidas para conseguir un mun- do justo, sostenible y en paz. Se trata de una convención mundial, de un consenso que nos implica a todos, de esa capa superior que debe estar en la base de nuestras actuaciones como personas y como organizaciones. Por supuesto, el criterio ambiental ocupa un lugar principal. El núcleo central de este Pac- to Mundial son sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Si los revisamos, comprobamos que aquél está presente en todos y, refiriéndonos a nuestro sector, principalmente en los siguien- tes: 3 (Salud y bienestar), 6 (Agua limpia y sa- neamiento), 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 11 (Ciudades y comunidades sos- tenibles), 12 (Producción y consumo respon- sables), 13 (Acción por el clima) y 15 (Vida de ecosistemas terrestres). Estos 17 ODS están acompañados, además, por 169 metas concretas, a modo de indicadores de desempeño. Tenemos las herramientas y tenemos los obje- tivos. Sólo nos queda la acción, y ésta va incor- porándose paulatinamente en todos los niveles y agentes del sector. Para finalizar, podemos poner la fecha que queramos a nuestro año XXXX de la visión. Quizás nos ayude saber que la meta de los ODS está fijada en 2030 y que la Comisión Europea apuesta por una Europa totalmente descarbo- nizada en 2050. A partir de aquí, el futuro de- pende de nosotros. Columna Ecodiseño, economía circular y ODS