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ENTREVISTA 52 Por regla general, el campo de la vivienda está abandonado de los buenos arquitectos. Mayoritariamente, el talento arquitectónico no se expresa en la vivienda porque ya no tiene capacidad de expresión, todo está normatizado y es el resultado de una demanda. Una vez vinieron aquí unos promotores que, solo empezar la reunión, nos dijeron que la arquitectura solo interesa al 4% de los compradores, los arquitectos no teníamos nada que decir. Con este argumentario, está todo dicho, los arquitectos, ahora mismo, hemos perdido la razón de fuerza frente al promotor. Que de vez en cuando surja una vivienda interesante, que sea el fruto de una voluntad o de un talento de un arquitecto extraordinario es posible, pero es una excepción, no estamos en una época de debate inteligente arquitectónico sobre la vivienda. Sin embargo, desde la nueva industrialización al uso de los paneles de madera, ha aparecido una formalización de nuevas distribuciones interiores que me parece interesante, y probablemente no es una corriente tan mayoritaria. PB- Lo es, pero esto es arquitectura, es pensamiento. Pero respecto al número total de vivienda en construcción sigue siendo un epifenómeno minoritario. No digo que no haya viviendas en construcción interesantes o procesos constructivos revolucionarios que se están aplicando de una forma brillante, sino que la figura del arquitecto se encuentra en un momento en el que ha perdido mucho peso en España. Aeropuertos, estaciones de tren, campos de fútbol, ya no los están haciendo arquitectos. Me pregunto por qué el Estado sigue financiando facultades de arquitectura si después el arquitecto no puede trabajar como tal. Hoy, los arquitectos buenos tienen que trabajar desde su intimidad, con proyectos con una escala más pequeña y con un cliente que los entiende. Y, en cambio exportamos arquitectos, con lo que la formación es buena. PB- Por supuesto. Y no solo exportamos, si vamos a los grandes despachos en Londres o en París, el contingente de arquitectos españoles es enorme, incluso con responsabilidades, porque la formación es excelente. El problema no es de formación, es de vínculo entre la formación y tener un Estado, un sistema y una mentalidad que defienda esa excelencia de la formación apostando por los arquitectos, no por las constructoras. Hace años, muchos jefes de estado o de gobierno consideraban que el cambio se trazaba desde la arquitectura, que estaba en el centro. ¿Cuántas veces hemos visto, independientemente de las preferencias políticas de cada uno, a un presidente del Gobierno o de Autonomía o municipios debatiendo con arquitectos sobre qué hay que hacer con la vivienda en España? Es mucho más complicado controlar tu territorio si estás en manos de financieros que consideran la arquitectura humana un producto. Y nadie se está enfrentando a esta problemática. Los arquitectos hemos abandonado esta batalla y a las Administraciones no les interesa seguirnos. n Les Colonnes St. Cristophe, en Cergy-Pontoise, Le Ville Nouvelle. Foto: Gregori Civera.

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