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OPINIÓN Anna Fabregat, con Joan-Lluís Zamora, en un momento de la entrevista. 47 OM- ¿Cómo se trasladan estas ayudas a la realidad española? Europa marca la pauta a los estados miembro y después cada uno sigue el camino según sus propios intereses o medios. Todo esto tiene el horizonte de 2050. España ha redactado un buen decreto para facilitar que las ayudas puedan llegar a todos los ciudadanos: la cantidad subvencionada no tributa. Se incrementa el porcentaje de la ayuda sobre el gasto que se realice en función del ahorro que se consiga. A partir de un ahorro del 30% de la energía que se gasta en la situación inicial, se puede acceder a las ayudas por el conjunto del edificio, que son las más interesantes, y los FNG cubren el 40% de los costes, con un límite por vivienda. Si se consigue ahorrar más del 60% de la energía que el edificio venía consumiendo, los FNG llegan a cubrir el 80% de los costes, que es mucho. Además, mientras se alcance el tramo de ahorro por el que se pide la subvención, el coste de las obras a subvencionar puede incluir otros conceptos no relacionados directamente con la energía. Esto quiere decir que el arquitecto que proyecta, si lo hace calculadora en mano, tiene habilidad y optimiza las soluciones, podrá conseguir el ahorro energético solo con una parte del dinero que se le otorga; el resto del dinero le servirá para arreglar la cocina, la entrada o cualquier otro elemento. Esto es una fuente de motivación para el público, porque muchas veces el gasto energético no es tan tangible para el ciudadano como otras reformas de la vivienda. Además, puede valer también la pena cambiar otros elementos como las ventanas, aunque no estén al final de su vida útil, para mejorar todavía más la eficiencia energética y pasar de un tramo de subvención al siguiente, con un porcentaje mayor de ayuda. OM- ¿Qué papel puede ejercer el arquitecto mediador y el perito en la gestión de los fondos? Con todo este panorama, el arquitecto, que hasta ahora no se preocupaba demasiado de las mediciones ni de los presupuestos, ahora para proyectar debe ser mejor conocedor de los costes si quiere extraer el máximo rendimiento de los fondos de su proyecto. A la vez, el arquitecto mediador encuentra un papel hasta hace pocos años desconocido, pero que en estos dos últimos dos años ha sido intenso: explicar y acompañar al público consumidor en la decisión de acometer estas reformas para reducir el gasto energético de la vivienda o edificio, valorar las mejoras que le supondrá y trasladarle que puede también aprovechar el resto de las ayudas para la mejora de otros aspectos arquitectónicos. Por lo tanto, si el arquitecto mediador puede poner al público general en situación receptiva y de reflexión inteligente, el arquitecto perito puede tener aquí grandes oportunidades de intervención. Si se consigue diagnos-

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