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Evolución y durabilidad Todos, o casi todos, coincidiremos en que el mundo de los productos y técnicas de la edificación ha experimentado una gran transformación desde la entrada del Estado español en la UE. La oferta ha aumentado enormemente y también la normativa reguladora que lo acompaña. Ello, probablemente, aumentará los próximos años la demanda del perfil especialista en prescripción. Esta oleada de innovación y diversificación en los productos y sistemas ha dejado perplejo a todo el sector, desde los técnicos a las constructoras, a los operarios o a los almacenistas. Cuál es la composición de cada producto, cuáles son sus propiedades y sus límites de aplicación no son datos fáciles de incorporar en la práctica diaria de la toma de decisiones. Lo que sí se impone rápidamente y sin esfuerzo ni previsión es la lógica del precio y la rapidez. Los nuevos productos y sistemas sustituyen rápidamente y sin aparente esfuerzo a técnicas con siglos de experiencia acreditada. Además, los productos y sistemas actualmente aparecen y desaparecen del mercado con una rapidez inaudita, que dificulta mucho la rehabilitación y reparación. En cada rehabilitación el sector se enfrenta a una labor de estudio previo, que se aproxima a la disciplina de la arqueología, al enfrentarse con productos y sistemas olvidados en una generación. En un interesante estudio del arquitecto Roger Moreno Megías destacaba, cómo desde finales de la Guerra Civil, las técnicas participantes en la construcción de un edificio plurifamiliar se han renovado totalmente distintos ciclos sucesivos. Esta aceleración tiene grandes ventajas, pero también sus riesgos. Uno de ellos es la aparación diaria de nuevas anomalías, antes desconocidas o no registradas, que afectan tanto a la estética como a la durabilidad, dos valores que eran y son puntales en el sector de la edificación. No se trata de poner trabas a esta evolución rápida espoleada por los beneficios inmediatos de la innovación, pero sí que empieza a ser urgente invertir en la cadena de formación de todo el sector. Como ha sucedido en el sector de la alimentación, toda la cadena que va desde el productor hasta el consumidor debe de estar bien informada de qué consumimos, dónde se produce, cómo se produce, qué beneficios aporta y qué expectativas de durabilidad garantiza. El sector de la edificación, probablemente el que produce los bienes más durables de toda la industria, poco a poco, y de forma inexorable también, evoluciona en su innovación hacia productos más funcionales, pero menos durables. TRIBUNA Joan-Lluís Zamora, Doctor Arquitecto, Coordinador del Grupo de Investigación LiTA (Laboratorio de Innovación y Tecnología en la Arquitectura) de la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) en la ETSAV

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