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34 En este punto resulta relevante destacar la dificultad que entraña equilibrar la necesaria simplificaciónde la tramitación administrativa con la disponibilidad de los datos necesarios, para la evaluación del impactoque tienen sobre la eficiencia energética de la vivienda o del edificio. Al margen de este apunte y volviendo sobre las particularidades de las Comunidades de Vecinos, sería ideal que hubiera auténtico sentidode comunidaden los edificios residenciales, pero lo que prima es la divergencia de intereses y una actitud pasiva y de desconfianza. Resultamuy complicado sacar adelante un proyecto de rehabilitación integral cuando en un edificio conviven perfiles ciudadanos muy diferentes: personas mayores (que no echan de menos las supuestas mejoras que se proponen y afrontan con angustia el trastorno que supone una obra, cuando no tienen, además, una situación económica precaria o de vulnerabilidad); familias más jóvenes, que bastante tienen con pagar la hipoteca; otras en régimen de alquiler (cuyos caseros no pueden repercutirles el coste de la rehabilitación, a pesar de que van a ser ellas las que se beneficien del ahorro en las facturas energéticas); o incluso, personas que están pensando en vender y para las que no tiene sentido hacer obras. En esas circunstancias, que no van a cambiar, la única oportunidad para sacar adelante este tipo de proyectos, en la escala que se requiere, pasa por prestar especial atención y depurar y dar el soporte adecuado a los tres elementos que se han revelado esenciales para lograr el objetivo: • La necesidad de políticas de subvenciones suficientes y eficaces. • La participación de vecinos dispuestos a liderar el proceso • La necesidad de desarrollar servicios de acompañamiento integral públicos. Una de las conclusiones fundamentales del trabajo realizado con los ciudadanos es que no hay rehabilitación si no hay subvención. Todos los participantes coinciden en asociar este tipo de proyectos a la existencia de una línea concreta de ayudas públicas a la que poder acogerse. Este es un vínculo que en este momento se presenta como irrompible. La asunción, por parte de uno o varios vecinos, del liderazgo de actuaciones de rehabilitación integral, resulta imprescindible, pero tiene un elevado coste personal que inhibe en muchas ocasiones la puesta enmarcha de procesos de rehabilitación, si no perciben que pueden contar con un soporte suficiente. Este soporte debería ser aportado a través de servicios de acompañamiento integral de carácter público, que estén desconectados de cualquier interés económico en el proceso de rehabilitación del edificio. Los ciudadanos demandan servicios adecuadamente dotados, en el que trabajen personas motivadas y proactivas. Y el servicio tiene que ser integral e incluir el apoyo en la fase de decisión (con asistencia especializada en facilitación y dinamización de las reuniones de comunidad), diseño de proyectos (al menos, una memoria técnica), análisis en profundidad de las propuestas de los técnicos y de las empresas constructoras, visitas de obra y asistencia permanente, para asesorar sobre los problemas que puedan surgir en la ejecución, e incluso asistir a las reuniones con técnicos y constructora ante la aparición de desavenencias y control de calidad, durante los años posteriores a la finalización de los trabajos. Frente a toda esta realidad de los ciudadanos se sitúan el resto de agentes involucrados en los procesos de rehabilitación, financieros, técnicos, constructores que tienen a su vez intereses propios de sus áreas de actividad y negocio, que no siempre están alineados con los de los ciudadanos. Para vencer este conjunto de intereses divergentes es más que necesario imprescindible, trabajar en la construcción de un relato diferente, ilusionante que convierta la rehabilitación de los edificios en un verdadero propósito de transformación social que pueda ser compartido por todos. Tal vez debamos plantearnos trasladar a los ciudadanos menos información sobre kilovatios y euros y convencernos deque rehabilitar nuestros edificios debe suponer sencillamente vivir mejor. n

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