Un tercio del total de alimentos preparados se desperdician. SMART FOOD 78 Falta de instalaciones en los países en vías de desarrollo Se ha producido un fracaso generalizado a la hora de intentar evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos mucho antes en la cadena de suministro, incluso en la propia granja o en el campo, una vez recogida la cosecha. Mientras que los países industrializados, más ricos, son culpables de desperdiciar alimentos al desechar el producto que reciben, los países en vías de desarrollo, más pobres, tienen un problema con la “pérdida de alimentos”. Para diferenciarlos, la pérdida de alimentos se produce en la cadena de producción y la padecen principalmente pequeños productores de países en vías de desarrollo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que puede per- derse entre un 30 y un 40 por ciento del total de la producción antes de que llegue al mercado, debido a problemas como la simple caída de producto durante su transporte o por carecer de instalaciones ade- cuadas de almacenamiento, tratamiento o transporte tras la cosecha. Estas pérdidas pueden ascender a proporciones de hasta el 45% en el caso de tubérculos, fruta y verdura; 30 % en el caso de cereales; 35% en el caso de pescado; y 20% en el caso de carne. No realizar una siembra, riego, poda y protección adecuados del cul- tivo provoca enormes pérdidas. Una proporción muy importante de productos agrícolas no se cosecha, o se cosecha demasiado pronto o demasiado tarde. Reforzar la cadena de suministro mediante la asistencia directa de productores e inversiones en infraestructuras, transporte y amplia- ción del sector tanto alimentario como de envases podría ayudar a reducir la cantidad de alimento que se pierde o desperdicia. Se calcula que las pérdidas anuales de fruta o verdura en el África Subsahariana ascienden al 40 o 50% de la producción total. En torno a la mitad se pierde entre la producción, tratamiento postcosecha, procesamiento, distribución y consumo. Sorprendentemente, más del 80% de la fruta y verdura desperdiciada se produce antes de que el consumidor pueda comprarla. Además de un pobre acceso al mercado y demás factores vincula- dos, uno de los principales motivos de esta pérdida de producto es la falta de acceso a refrigeración por parte de los productores del África Subsahariana. Los sistemas aislados de almacenamiento en frío mediante ener- gía solar son un área especialmente interesante para quien desee reducir la pérdida de alimentos en países en vías de desarrollo, al constituir una solución que puede ayudar a conservar alimentos perecederos. El almacenamiento en frío aborda el problema de la pérdida de fruta o verdura postcosecha y ofrece a los productores el almacenamiento y los medios para conservar su producción clasi- ficada, seleccionada y embalada. Reutilización de los residuos agrícolas Grandes cantidades de desechos agrícolas nunca llegan a salir del campo o de la granja. Al analizar el nivel agrícola a nivel mundial, un estudio brasileño realizado en 2018 llegó a la conclusión de que los restos de cosecha o plantas no cosechados ascienden a un total de 5.500 millones de toneladas. Entre los posibles usos de estos supuestos residuos se encuentran los de fertilizante orgánico, enriquecimiento del suelo, biocombus- tible y alimento para animales. No obstante, ya se ha empezado a aprovechar este excedente de materia agrícola. Por ejemplo, los productores de cacao, producto a partir del cual se producen las tabletas de chocolate, suelen quedarse con un excedente de biomasa doce veces superior al de la producción obtenida. Productores, investigadores y empresarios innovado- res han visto en estos supuestos residuos una oportunidad y los están transformando en productos como cerveza, postres, zumo y componentes para productos farmacéuticos. Innovación para impulsar la producción La clasificación imprecisa puede provocar pérdidas de alimentos que se pueden evitar. A simple vista, la cosecha de un producto recién recogido puede parecer de mala calidad, evaluación que puede basarse únicamente en su apariencia externa.