A la izquierda, los patrones WAXS de la capa de almidón y sus biocompuestos que contienen microalgas. A la derecha, los patrones SAXS de la capa de almidón y sus biocompuestos que contienen microalgas. “Necesitamos buscar fuentes alternativas que no compitan con los alimentos. Esta es la razón por la cual los recursos marinos como las algas y las microalgas son muy interesantes. Proliferan muy rápida- mente, crecen en una amplia variedad de ambientes y no interfieren con la producción de los alimentos”, comenta Ámparo López Rubio, investigadora del IATA-CSIC. Las científicas han analizado cómo al agregar diferentes especies de microalgas se pueden modificar las propiedades de los bio- polímeros basados en almidón. Durante el proceso, han estado realizando experimentos de dispersión de rayos X en la renovada línea de luz (denominada NCD-SWEET) del Sincrotrón Alba, loca- lizado cerca de Barcelona. Los resultados muestran que la microalga espirulina es una alternativa prometedora para reemplazar parte de la matriz de almidón de maíz de los biopolímeros, ya que mejora las propieda- des de barrera al oxígeno y al vapor de agua, manteniendo así los alimentos en mejores condiciones. “También se debe destacar que hay otra ventaja importante de estos biopolímeros basados en microalgas. Su producción se puede escalar y aplicar fácilmente en procesos industriales”, según Marta Martínez-Sanz, otra investigadora del grupo IATA-CSIC.• El investigador del Sincrotrón Alba, Juan Carlos Martínez, junto a las investigadoras Amparo López Rubio y Marta Martínez Sanz del IATA-CSIC en la cabina experimental de la línea NCD-SWEET del Sincrotrón Alba. 29 Foto: Sincrotrón Alba. ECOLÓGICO