HIGIENE 69 Aunque los tratamientos térmicos han sido amplia- mente utilizados durante muchos años y resultan, en líneas generales, bien aceptados por los con- sumidores, presentan ciertos inconvenientes, como la pérdida de nutrientes y una considerable reducción de la calidad organoléptica de algunos alimentos. Por ello, en estos últimos años se ha hecho un gran esfuerzo inves- tigador en el desarrollo de nuevas tecnologías de conser- vación, basadas en nuevos principios, diferentes al calor, que genéricamente se engloban bajo el nombre de ‘Tec- nologías emergentes de conservación de los alimentos’, cuyo objetivo es inactivar los microorganismos y enzimas presentes en los mismos sin alterar sensiblemente sus características nutritivas, organolépticas y funcionales. Entre ellas, han surgido las altas presiones hidrostáticas, los pulsos eléctricos de alto voltaje, los ultrasonidos, los pulsos de luz, los campos magnéticos oscilantes y, más recientemente, el plasma atmosférico no térmico. El término plasma, en Física y Química, se utiliza para de- signar al estado de un gas ionizado. Según la energía de sus partículas, el plasma es considerado el cuarto estado de la materia. Aunque en la tierra, por las condiciones de temperatura y presión, resultan más comunes los esta- dos sólido, líquido y gaseoso, éstos son en términos glo- bales exóticos, mientras que el plasma constituye el estado predominante en el universo, estimándose que hasta el 99% de la materia se halla en este estado, en- contrándose, por ejemplo, en las auroras, la ionosfera, el viento solar, los canales de los rayos que se producen du- rante una tormenta, el sol y el resto de las estrellas. Ade- más de los plasmas naturales, también hay plasmas producidos artificialmente y, muchos de ellos, forman parte de nuestra vida cotidiana (los televisores o monito- res con pantalla de plasma, los tubos fluorescentes utili- zados en la iluminación, etc.) o diversas industrias los utilizan para conferir ciertas propiedades funcionales a de- terminados materiales. El fundamento de la producción de plasma es muy sim- ple, aportar energía a un gas para provocar su ionización, pudiendo ser ésta de diferente naturaleza (térmica, me- cánica, eléctrica,...). Ahora bien, dependiendo del tipo y cantidad de energía transferida al gas se obtienen plas- mas que presentan diferentes características y que pue- den ser clasificados, en función de su temperatura, en 2 grandes grupos: plasmas térmicos y plasmas fríos. En los plasmas térmicos se pueden alcanzar temperaturas de