65 HIGIENE resistencia adquirida. La incidencia de este tipo de re- sistencia a los desinfectantes es muy inferior a la que se presenta frente a los antibióticos, debido a que la ac- tividad antimicrobiana que realizan estos últimos se ejer- ce sobre una zona objetivo de la célula, en tanto que la acción biocida de los desinfectantes es más difusa y no puede señalarse un único punto de actuación, lo que mi- nimiza en cierto modo la presencia de microorganismos resistentes a los principios activos desinfectantes. La resistencia adquirida es el resultado de un cambio a nivel del genoma, que provoca una mutación y posterior selección de los microorganismos por el desinfectante, es decir, se produce una selección natural de los micro- organismos que han adquirido el nuevo carácter gené- tico. Una mutación espontánea a nivel de un cromosoma puede otorgar a un organismo un carácter que le pro- porcione resistencia a una materia activa biocida, pos- teriormente, al multiplicarse transmite el gen de la re- sistencia, este carácter será cada vez más dominante en la población presente en la industria, siempre que se efectúe la desinfección de sus instalaciones con el mismo principio activo, y se vayan eliminando los mi- croorganismos que no posean la mutación. Con el objetivo de mantener una concentración efectiva del desinfectante, es importante corregir las causas que pueden disminuir su eficacia Las modificaciones en el material genético que permiten a los microorganismos adaptarse, actúan a distintos ni- veles: producción de nuevos enzimas resistentes, cam- bios en la estructura interna de la célula, modificación de la permeabilidad de la membrana citoplasmática y modificación de la estructura de la pared celular. Estos cambios producen un incremento de la resistencia de los microorganismos, a las concentraciones usuales de empleo de los desinfectantes. En ocasiones, además, una disminución de las dosis utilizadas del producto des- infectante puede comportar una mayor supervivencia de las bacterias. En este sentido, se ha demostrado que la utilización sistemática de concentraciones subletales de desinfectantes puede potenciar este problema (Under- wood et al, 2007), facilitando en ciertos casos la forma- ción de esporas. Con el objetivo de mantener una concentración efectiva del desinfectante, es importante corregir las causas que pueden disminuir su eficacia: presencia de materia or- gánica y suciedad sobre las superficies a tratar, la cadu- cidad del producto (ej. Clorados) con la consiguiente pérdida de concentración y eficacia, reducido tiempo de actuación antes del enjuague final, utilizar las dosis re- comendadas por el fabricante, monitorizar periódica- mente las dosis reales aplicadas, etc. Todo ello justifica, en ocasiones, la necesidad de efectuar rotaciones entre las desinfectantes con distintas materias activas. A con- tinuación se hace una revisión de materias activas que se utilizan en la formulación de los desinfectantes, y su modo de acción sobre los microorganismos. Tipos de desinfectantes y acción frente a los microorganismos Desinfectantes clorados La acción microbiocida la realiza el cloro, que es un gas que no puede utilizarse en la formulación de los com- puestos, por ello un medio para utilizarlo es mediante la reacción con productos cáusticos, lo que da lugar a la formación de hipoclorito de sodio, que es la base de nu- merosos desinfectantes (Betelchlor 35, Betelchlor 65, Betelchlor 55 EC). Su poder desinfectante proviene de sus propiedades oxidantes debido a la presencia del ion ClO-, que ataca la membrana citoplasmática. El hipoclo- rito de sodio NaClO es una sal del ácido hipocloroso HOCl. En solución, el hipoclorito de sodio se disocia en iones sodio Na+ y ClO-. La forma biocida más eficaz, el ácido hipocloroso (HOCl), necesita la adición de un átomo de hidrógeno (H) que toma del agua. Para preservar su eficacia biocida es ne- cesario mantener las superficies húmedas, pues a me- dida que estas se secan, el agua desaparece, y la reac- ción se desplaza hacia la forma menos eficaz (OCl-). Por ello, es necesario conservar las superficies húmedas durante el tiempo de contacto previsto para lograr la máxima eficacia biocida y esporicida, en caso contrario no se producirán más que vapores de cloro, sin el efecto tecnología