29 IV Y V GAMA Es difícil que una empresa de alimentación te abra las puertas de su casa como lo hizo para este re- portaje Bo de Debò. Síntoma de que hay poco que esconder y que lo que se elabora en sus instalaciones de 3.500 m2 de Sant Vicenç de Castellet es el resultado de mimar el producto desde su más profunda esencia, la empresa catalana se ha hecho un hueco relevante en el sector de la producción y distribución de elaborados cár- nicos, cocinados y precocinados. En estos momentos de la planta salen unas 10.000 bandejas de comida cada día y sus productos ya se pueden encontrar en las principales cadenas de supermercados de Cataluña y Andorra. Más de 70 años de historia... Bo de Debò comenzó su andadura en 1942 con la abuela de Marta Marrugat, propietaria actual junto a su esposo Blai Escoda, al mando de una pequeña carnicería en Te- rrassa, desde donde comercializaba la carne de los ani- males que pasturaba ella una vez falleció su esposo. Después de un periodo en que vendía la carne a otras car- nicerías de la misma localidad, decidió hacerlo al por menor desde la propia tienda. Esa pequeña carnicería, con la gestión posterior de sus hijas, se convertiría en uno de los supermercados con más solera de Terrassa. “En 1980 las hermanas Llovet, a quienes les encantaba visitar las ferias internacionales de alimentación, llegaron de una de ellas con la visión de que lo que estaba funcionando en Europa era el plato precocinado y lo quisieron aplicar en su negocio”, nos explicaba Blai Escoda. “En realidad, todo comenzó con una pequeña cocina de dos fogones y una cocinera. Esa idea fue evolucionando, se asociaron propietarios de varios supermercados de Terrassa y se creó una pequeña central de compras desde donde co- mercializaban los platos precocinados para estos estable- cimientos”. “Fue en 1998, coincidiendo con la expansión de las gran- des cadenas de distribución, cuando una de ellas absor- panorama