t 2020 Figura 1: Similitudes entre la fachada de los edificios y la piel animal y vegetal. Fuente: fotografías tomadas por el autor. INTRODUCCIÓN “Lo único constante en la vida es el cambio” Heráclito de Éfeso, Filósofo griego, 500 a.C. Nuestra interacción con el medioambiente es un proceso inherentemente dinámico, que durante los últimos siglos ha sido probablemente el gran responsable de la degra- dación de nuestro entorno. Esta situación se da, entre otros factores, por una cuestión contradictoria: gran parte de las tecnologías desarrolladas para satisfacer las nece- sidades humanas, responden de una manera estática a las situaciones medioambientales dinámicas. Hoy en día existen múltiples soluciones que intentan mejorar el comportamiento energético en los edifi- cios, a través de sistemas que contribuyen en la adap- tación de las edificaciones a su entorno. Dentro de este contexto, podemos ver que el campo de las fachadas dinámicas ha tenido un importante desarrollo, y con un amplio recorrido aún por explorar. Para enfrentar este propósito, es fundamental que la arquitectura utilice y desarrolle soluciones coherentes con el entorno, sobre todo en la envolvente, ya que ésta representa uno de los elementos más relevantes en el intercambio energético. La utilización de siste- mas de protección solar capaces de adaptarse a las condiciones exteriores variables, permite controlar las ganancias o pérdidas térmicas a través de la piel exte- rior, con el objetivo de minimizar la demanda energé- tica de refrigeración y calefacción de los edificios, con- tribuyendo así activamente a una gestión energética más sostenible de los edificios. Los edificios representan un conjunto de sistemas en constante interacción. Redes de instalaciones eléc- tricas, impulsiones y extracciones de fluidos a través de conductos, elementos estructurales actuando de soporte, hasta una serie de aparatos electromecáni- cos destinados a mejorar las condiciones climáticas en el interior, son algunos de los componentes que representan este conjunto de elementos, que evi- dentemente tienen una semejanza a los sistemas que componen un organismo vivo (figura 1). Así podemos equiparar al sistema cutáneo a la envolvente de los edificios. Es en este punto donde debemos cuestio- narnos, ¿son los sistemas de envolvente que se utili- zan hoy en día suficientemente flexibles, inteligentes y dinámicos como para responder a las situaciones climáticas cambiantes del entorno? La constante innovación en el campo de las facha- das representa una de las áreas con mayor desarrollo tecnológico dentro de la industria de la Arquitectura, Ingeniería y Construcción (AEC). La envolvente de los edificios encarna un elemento mucho más importante que el límite entre el exterior e interior; es el elemento encargado de garantizar el confort térmico, acústico y lumínico en relación a su entorno, además de repre- sentar compositivamente un hito paisajístico tanto desde el exterior como del interior. Cada vez podemos ver con mayor frecuencia edificios de gran envergadura con sistemas de fachada vidriada. La gran cantidad de energía que estos edificios con- sumen para garantizar el bienestar de las personas es uno de los puntos clave dentro de la problemática medioambiental que vivimos en la actualidad. En mu- chas latitudes del planeta, la radiación solar produce sobrecalentamientos en el interior de los edificios. Se calcula que el 10% del consumo energético mundial está vinculado a los sistemas de climatización (*1) y se prevé que el consumo energético en climatización triplicará la demanda mundial de energía hasta el año 2050. (*2). El presente estudio aborda el uso de sistemas de fa- chada adaptativa, tanto desde su perspectiva formal como funcional. El uso de pieles que modifiquen su forma, además de representar un reto técnico y una proeza estética, repercute en el desempeño energé- tico de los edificios, lo que representa el potencial del uso de este tipo de sistemas. METODOLOGÍA 1. Analizar en detalle la problemática actual de los edificios vinculada con el tema de estudio. 2. Desarrollar un estado del arte como punto de partida para las evaluaciones planteadas en este estudio 3. Establecer las condiciones geométricas, elec- tromecánicas y energéticas para resolver a tra- vés de un sistema de protección solar dinámico la problemática planteada 4. Establecer un edificio de trabajo replicable, donde la protección solar dinámica aporta una especial ventaja energética 5. Evaluar energéticamente el nivel de mejora que ofrece una protección solar móvil en este tipo de uso y la mejora que supone que ésta varíe su capacidad de factor solar en función de la época del año y las demandas energética del edificio respecto a un sistema fijo. PROTECCIONES SOLARES Para conseguir una minimización de la demanda energética en las edificaciones, uno de los aspectos fundamentales a considerar es la protección solar, sobre todo en climas cálidos, con el fin de evitar el sobrecalentamiento de los espacios interiores. Me- diante un adecuado control de la luz solar se con- sigue reflejar, disipar o absorber la energía respecto del espacio habitable, controlando de esta forma la demanda energética y lumínica. El decreto 21/2006 de Ecoeficiencia de Catalun- ya, regula la adopción de criterios ambientales y de ecoeficiencia en los edificios, se especifica que: “Las aperturas de las cubiertas y de las fachadas orientadas a suroeste (±90°) deben disponer de un elemento o de un tratamiento protector situado en el exterior o entre dos cristales, por lo que el fac- tor solar S de la parte acristalada de la apertura sea igual o inferior al 35%.” (*1) y (*2) Fuente: Informe ‘The Future of Cooling Opportunities for energy efficient air condition- ing’ de la Agencia Internacional de Energía (AIE) TECNOLOGÍA