P curva se mani estan diferencias de uno o dos cen metros que deben tenerse muy en cuenta en la colocación. Aunque visualmente parecen todas iguales, en lo que respecta a su fabricación esta diferencia es muy importante”. Así, el montaje debía ser muy me culoso y calibrado: “Cada pieza venía numera- da, con una referencia y una medida y se montaba en función del plano, donde ya tenía adjudicado su espacio, que habíamos tomado de las piezas originales. Uno de los problemas que presenta el edi cio original es que no estaba perfectamente a plomo, sobre todo en las esquinas. Ahora sí que lo está. No podíamos fallar ni en un cen metro, porque las nuevas piezas no entrarían o se par ría la alineación. La rehabilitación se ha tenido que hacer planta a planta. Marcábamos los plomos desde la planta á co, que es la primera que se hizo, y luego se fue bajando. La planta á co es la única donde los vidrios se sitúan todos en la parte interior, lo que nos permi a que la alineación con nua de los vidrios, de punta a punta. En los á cos no era necesario poner jardineras, al exis r gran super cie de terrazas”. Desarrollo uido El desarrollo de la obra fue muy bien, gracias a la coordinación de la constructora Trac: “Puede haber exis do algún pequeño desfase temporal —recuerda Josep Or n—, porque la fabricación fue lenta, pero la buena coordinación permi ó que mientras se acababa una fase, se empezaba a preparar la siguiente. La primera que se nalizó fue la de Verge de Montserrat, 19. Después se hizo Plaça Sanllehy, 10 y luego, la 8, para acabar nalmente con Vallseca. En total, desde que se inició la primera fase, la obra ha durado un año y 8 meses”. “De hecho –ma za Héctor Or n- la ventaja que tuvimos en el buen desarrollo de la obra es que la primera fase en la que trabajamos ya reunía todas las problemá- cas que podían darse después en las otras dos ncas. No nos sirvió de ensayo, propiamente dicho, porque en la fábrica Decomol ya se había montado un proto- po de las piezas a escala real y ya sabíamos cómo funcionaría. Pero una vez en obra, sí nos sirvió como un test de todo lo que nos íbamos a encontrar después. Esta primera fase sí que fue un poco más lenta, pero el resto ya fue mucho más uido, con los problemas par culares que nos fuimos encontrando en cada una, pero con un ritmo mucho mejor”. Para Carlos Giménez, de Decomol, “una de las claves del buen resultado de la obra fue la unión en una misma empresa de la experiencia y la capacidad necesarias para la fabricación de moldes y la buena aplicación de tecnologías innovadoras en nuestra planta de prefabricados”. Evolución técnica y arquitectural La rehabilitación ha supuesto pues una mejora formal al empo que cumple los requisitos iniciales que solicitaban los vecinos. No obstante, el obje vo no se ha alejado del encargo de una subs tución de los antepechos originales por elemen- tos construc vos con mejor rendimiento y funcionalidad y que adaptaran la facha- Detalle del resultado nal de la fachada. da a unos cánones esté cos actuales, evocando al mismo empo, el concepto original. “La fachada original se caracterizaba por la combinación de la obra vista, el elemento de piedra ar cial y las ba- randas de barrotes metálicos. Nuestro deseo era mante- ner esa obra vista, cambiar la piedra por GRC y sus tuir el elemento metálico por vidrio, pero sin introducir ningún otro material. Nos parecía que nuestra intervención debía seguir una evolución de la técnica y de la arquitectura, hacer prác camente lo mismo, pero sin añadir más ma- teriales. Con la incorporación del vidrio transparente al mismo empo, eliminábamos visualmente un material, subíamos la altura de la protección, mejorábamos la resis- tencia y así obteníamos un mejor resultado de conjunto, pero con menos elementos. Para nosotros éste era el plus arquitectónico que le podíamos dar a esta intervención”, naliza Héctor Or n. PÁGINA | 39 PROYECTO