EN PROFUNDIDAD 20 Pero no ponemos nuestro foco solo en los fabricantes de tractores, trabajamos también con otras empresas del sector de maquinaria sin motor que consideran Kramp como a un socio de garantía, como por ejemplo el caso de Lemken, o el de Kongskilde, donde llevamos todo el servicio postventa; y también de GIL y Goldoni en España. Uno de los objetivo para 2018 era reducir costes y no se alcanzó. ¿Por qué? En 2018 tuvimos algunas dificultades a la hora de entregar los productos a nuestros clientes. La coincidencia en el tiempo de la implantación de dos almacenes automatizados, uno en nuestra cen- tral de Varsseveld y otro en el almacén de Strullendorf, en Alemania, hizo que se resintiese la calidad del servicio, cuando precisamente nuestro objetivo, y para el cual llevamos años trabajando, es exac- tamente el contrario. Es por ello que tuvimos que invertir una gran cantidad de dinero y esfuerzos para que ese servicio se mantuviese a un nivel aceptable tanto para proveedores como para clientes. Evidentemente todo ello tuvo un impacto en nuestra facturación y, por lo tanto, en nuestros resultados. Después de los últimos resultados, en un año difícil para Kramp, ¿ha pensado en ralentizar las inversiones o reajustar algunas de las que están en curso? No vamos a ralentizar nuestras inversiones, porque confiamos en el futuro del sector agrícola y que Kramp, como compañía especiali- zada en el segmento del componente y accesorio, puede y va a jugar un rol esencial en él. ¿Comienza Kramp a cosechar los frutos de las inversiones y acuerdos alcanzados en los últimos años? Por supuesto. 2019 vamos a cerrarlo mejor que el año pasado. Nuestras ventas han crecido, aunque quizás no tanto como hubiése- mos deseado lastrados por una situación desfavorable del mercado. Aún así, si 2018 lo cerramos con una facturación de 820 millones de euros, calculamos un incremento del 7% hasta llegar a los 880 o 890 millones este año, incorporando aquí la adquisición de Recinsa. En las circunstancias actuales estamos contentos con estos resultados. “No vamos a ralentizar nuestras inversiones, porque Kramp puede y quiere jugar un rol esencial en el sector del recambio” ¿Veremos a Kramp fuera de Europa en la próxima década? Seguro. Aún no se exactamente cuando, pero a la larga nos conver- tiremos seguro en un actor global. Estamos observando el mercado y esperando la oportunidad sin prisas. En América realizamos un primer intento que no fructificó, pero ahora estamos abiertos a expandir nuestro negocio a cualquier parte del mundo. Si no se llega a mil millones en 2020, ¿será un fracaso? En absoluto. Lo que estoy seguro es que alcanzaremos los mil millo- nes en ventas. Kramp es una empresa familiar, que no está obligada a reportar resultados de crecimientos a sus accionistas cada cua- trimestre. Llevamos en el negocio desde hace décadas y miramos siempre a largo plazo. No nos ponemos nerviosos si los resultados un año no son los esperados, por lo tanto si no alcanzamos los mil millones en 2020, será el año siguiente. Esa cifra se puso hace cinco años para hacer pública nuestra ambición de cara al sector y colo- carnos como ese actor esencial dentro del segmento de recambios y accesorios en la industria europea. 20<<