editorial David Pozo Dialogando...sí se puede Estoy casi seguro que un 99% de los que acaban de comenzar a leer esta editorial, están pen- sando en otros avatares de la política que se alejan de lo que verdaderamente nos atañe en páginas como éstas: la agricultura de hoy y del futuro. Es precisamente por ese motivo que volvemos a recuperar una sección que nunca debió desaparecer de estas páginas, y que in- augura esta nueva etapa. Justo cuando se cumplen cien números desde que en aquella FIMA de 2008 Interempresas Media comenzase a informar y analizar sobre todo lo que ocurría en el sector primario. Aunque la opinión sea un género intrínseco a la labor periodística, la realidad es que hoy se ha convertido en una suerte de distracción del pueblo. Las redes sociales, blogs y foros arden de frases que hacen que cada uno de nosotros, con un simple dispositivo móvil entre las ma- nos, tenga la potestad de convertirse en un ‘líder’ de opinión, o lo que es más probable, en una simple ‘cobaya digital’ que se apunte a tendencias que siempre tienen un determinado fin. Y volviendo al terreno que nos atañe, ¿por qué no utilizamos esa fuerza para defender nuestros intereses? La agricultura está viviendo momentos de cambio que sobrepasan esos ciclos históricos mar- cados por las sequías o los precios de las materias primas. El futuro se ha de mirar con ambi- ción, pero para ello el sector se ha de implicar y no dejar que desde la política se decida por él. Porque si no, y la experiencia nos avala, siempre seremos los últimos de la cola. El historiador británico Arnold Toynbee decía que no hay castigo más grande que los que no les interesa la política sean gobernados por aquellos que tengan intereses en ella. Y eso es perfectamente trasladable a nuestro sector. La agricultura se abre al futuro con un panorama prometedor y ambicioso, pero para ello el agricultor profesional debe dar un paso al frente y dejar de ser ‘gobernado’ por aquellos que nos ven simplemente como un puñado de votos a los que se puede convencer con una subvención. Es ahí donde entra en juego la palabra que encabeza esta columna: diálogo. Pero el diálogo no debemos iniciarlo con aquellos que o no tienen o no quieren saber nada de nuestro sector. Comencemos a dialogar entre nosotros y acordemos cómo queremos que sea la agricultura española del futuro. Así, sí se puede...