FORESTAL 82 Todo ello además de los bene cios ambientales generados para toda la sociedad, porque un bosque bien cuidado (que es lo que fomenta el paquete scal propuesto) reduce el riesgo de incendio y minimiza por tanto los costes económicos de extinción. Reduce también el riesgo de aparición de plagas y enfermedades, favorece en su entorno el desarrollo de actividades económicas complementarias a la forestal y también las explotaciones económicas alrededor suyo de carácter turístico (servicios de alojamiento, hostelería, y otras actividades turísticas accesorias), cuya recaudación scal se incre- mentará al hacerlo la actividad. • Estructuras organizativas: Figura de selvicultor activo pues en la actual legislación vigente carecemos de una de nición propia que se ajuste a nuestras características y peculiaridades, siendo justo y legítimo equipararnos a los agricultores a título principal o profesionales de la agricultura. Igualmente importante es tener línea de ayudas especí ca de asesoramiento forestal y programas de formación para propietarios a través de las asociaciones fores- tales como entidades asesoras. • Sanidad forestal: mayor coordinación administrativa en el segui- miento tosanitario territorial de plagas asentadas y emergentes, poder incidir en el registro de productos tosanitarios para la autorización de tratamientos, un mayor incremento de planes de lucha integrada contra los patógenos, de planes de contingen- cia para lucha biológica y participación en los grupos de Trabajo especí cos del Comité Fitosanitario Forestal para las plagas que más afectan actualmente a nuestras masas. • Gestión de las cuencas hidrográ cas: armonización, agilización y digitalización de los procedimientos que afecten a la gestión forestal para conseguir un plazo razonable de resolución de las solicitudes de autorización tanto de corta como de plantación (que en mucho casos lleva la paralización de la actividad) en zonas de D.P.H, e implantación de la administración electrónica y ven- tanilla única. Desde hace 25 años se viene tratando la necesidad de adecuar nues- tro marco scal a las singularidades de la actividad forestal y con ello reiniciarlo para que, en vez de un freno, se convierta en un acicate de la gestión forestal. El largo plazo, los altos riesgos (incendios) y la generación de importantes servicios ambientales, requieren de un tratamiento propio que ajuste la carga scal a la realidad económica de la actividad forestal, especialmente en un contexto de elevados impuestos directos (IRPF, Impuesto de Sucesiones y Donaciones, Impuesto de Sociedades, etc.). La necesidad de un enfoque integral evitando retoques parciales se ha venido defendiendo con ocasión del debate sobre la Ley básica de Montes en 2003 y sus reformas de 2006 y 2015, quedando la concreción scal nalmente en el aire. Otra cuestión es el establecimiento del Fondo Forestal Nacional y la afección parcial de determinados ingresos scales fuertemente