truir el medio rural. ¿Alguien piensa que la gente del medio rural va a olvidar lo que paso fácilmente? Evidentemente no. El tiempo juega en contra pero, afortunadamente, el tiempo no todo lo borra. Inconcebiblemente, a día de hoy, seguimos sin saber qué se hizo para intentar evitar lo ocurrido. Nadie y repito, nadie, quería que pasase. De eso no hay duda. ¿Quién puede dudarlo? Pero, la pregunta es: ¿se pudo evitar? Toda la sociedad civil opina que el dispositivo y la investigación de antes y después de lo ocurrido el 5 de diciembre en Albalate del Arzobispo fue insu ciente y erróneo. Lo sucedido ese día no era un simple robo, y demostraba la peligro- sidad del autor. Dos intentos de asesinato con múltiples disparos de arma corta, con intención clara de matar, es algo que ya debió hacer saltar todas las alarmas en una tranquila zona rural, y las denuncias por entradas en masías con el mismo modus operandi que se sucedieron antes y después de ese día cinco en un radio de pocos kilómetros demostraban que semejante peligro seguía en la zona. ¿Por qué la gente lo veía y avisaba de ello y no se pusieron los medios adecuados para detenerlo? Tan sólo fueron necesarias 8 horas para darle caza después de matar a tres personas, sólo ocho horas, ¿por qué no antes? ¿Por qué un asesino buscado internacio- nalmente estaba en las tierras despobladas de Teruel campando a sus anchas? Actuar diligentemente hubiera supuesto dar información o cial clara y seguridad a la gente que aquellos días íbamos a coger olivas con las familias o a dar de comer a los corderos por la noche con nuestros hijos. Y poner un dispositivo adecuado hubiera supuesto capturar a una persona que en varias semanas apenas se movió dejando multitud de rastro y atemorizando a la población. La gente está indignada. Esto no es solo una percepción, es una realidad con un resultado para el mundo rural, y para mi, que traspasa el corazón y duele con locura porque hay tres muertos y dos heridos graves que merecen dignidad. Y un mundo rural que merece respeto. Yo lo puse de mani esto el primer día que hablé personalmente con el Sr Zoido, Ministro de Interior. La sociedad civil lo puso de mani- esto el 23 de diciembre con una concentración multitudinaria. Hay que escuchar a la gente de la calle SIEMPRE, porque somos las verdaderas víctimas, SIEMPRE, y necesitamos verdades, coheren- cia y respeto. No reduzcamos las víctimas a un simple desglose de cifras porque eso es faltar al respecto. La salud es el mayor bien de una persona. La Paz interior es el segundo, y ambos necesitan de la Verdad como alimento. Yo debo explicarle todavía muchas cosas a mi hijo. Debo decirle por qué murió su padre y por qué se expuso a ese peligro. Pero sobre todo quiero poder enseñarle que cuando uno se equivoca se deben corregir los errores. Que el error en sí mismo no es malo, las conse- cuencias, como en este caso ha pasado, puede que sí lo sean, pero el error sin maldad es humano. Y qué solo aprendiendo de los erro- res podemos mejorar las cosas, como personas y como sociedad, y conseguir que lo que ha pasado no se vuelva a repetir. “La despoblación es una enfermedad que silenciosamente está matándolo todo” La despoblación es una lacra que está acabando con el medio rural. En Teruel, con una densidad de población de 9 habitantes por km2 de esto sabemos mucho. Es una enfermedad que silenciosamente está matándolo todo. Un medio rural vivo necesita gente y vivir en zonas despobladas es duro, por lo que si queremos gente en el OPINIÓN 87