Forestal Calcula que ha plantado 20.000 árboles en 15 años. Nadie le agradece la gestión que hace en el monte (podas, repoblaciones, arreglo de los caminos, etc.); todo ello esencial para conservarlo, aunque lamenta profundamente contemplar cómo unos magní- ficos recursos están desaprovechados. “Son trabajos muy duros, poco valorados por nuestra sociedad, lo cual dificulta animar a los jóvenes a que vivan de ello”, remarca. Del monte se hace un uso recreativo. “Únicamente se explota el turismo, y gracias a que aquí tenemos muy cerca unas pistas de esquí, pero esto no representa lo que ahora se llama un desarrollo sostenible”. Socio de Foresna –Asociación de Propietarios Forestales de Navarra–, Ángel Mari Barace cree que la sociedad sólo se acuerda de su monte “cuando lo ve arder por televisión”. Y advierte que “está repleto de recursos y es muy productivo, pero la madera debería de tener en el mercado un precio justo, para estimular a la gente a vivir aquí”. Al propietario particular de fincas en el monte no llegan las ayudas de los planes de dinamización, del Feader o PDR. A los políticos Barace les diría que “dejen de ver y valorar las cosas desde la ciudad”. Les pide que potencien la educación ambiental a los ciudadanos, y que “traten de comprender la realidad de los pueblos del Pirineo, que no somos el jardín de la gran urbe. Nos consideran par- que natural, pero ignoran a las personas que vivimos aquí”. Y concluye: “Cuando voy a Pamplona observo gran movimiento de coches y me pregunto: Todos comen, ¿qué alimentos se producen allí?”. El futuro de 'Elurriborda' “A mí me gustaría vivir en el pueblo, en el valle –asegura Edurne, hija mayor de Ángel Mari Barace–, pero encontramos muchos impedimentos. A menudo no nos dejan llevar adelante una Angel Mari Barace con sus hijas, Ione y Edurne. Angel Mari Barace con Patricia Gómez, gerente de COSE. iniciativa, en nuestra propiedad. Además, desanima ver que hay pocos habitantes. Sabemos que la naturaleza ofrece muchas posibilidades, pero resulta difícil vivir de la finca”. Ione Barace, la hija menor, también desea vivir en Isaba, pero también lo ve complicado. A esta joven educadora infantil, le faltan niños a quienes enseñar en el valle. “Es chocante que en un entorno tan maravilloso exista tal falta de inversiones y oportunidades –comenta–. Evidentemente hay muchos recursos, que no se explotan. Es curioso, porque después los ciudadanos demandan naturaleza, tranquilidad, salud, ..." ¿Qué futuro espera a los niños que nacen aquí?”, reflexiona Ángel Mari Barace.• 60