106 OPINIÓN El nuevo modelo supone el paso definitivo hacia un modelo de base territorial a la hora del reparto de ayudas, ignorando la producción que se lleve a cabo en cada territorio. Puedo afirmar, sin temor a equi- vocarme, que la ganadería española en general no en- cuentra ningún encaje en este nuevo modelo. Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos hemos criticado y rechazado este criterio territorial, pues creemos que puede dar lugar a especulación y, en defi- nitiva a un reparto injusto de las ayudas. El nuevo modelo plantea considerar las hectáreas pre- sentadas por los beneficiarios, algo que complica que las explotaciones ganaderas tengan acceso a la ayuda. Si pensamos en las ganaderías que aprovechan la rastroje- ra, como por ejemplo el ovino, encontramos una gana- dería que aprovecha el pasto pero que no puede aportar esa superficie a efectos de la ayuda. Lo mismo ocurre con el ovino semiintensivo o semiextensivo de leche. Tan sólo una ganadería con superficie ligada a pastos po- dría tener acomodo en esa situación, y en ocasiones par- cialmente, porque esos pastos son en muchas ocasiones comunales. Esto dejaría a los ganaderos con la única posibilidad de acceder a las ayudas acopladas en los sectores que dis- pongan de ellas, que además reducen su porcentaje al 13%, con posibilidad de incrementarse un 2% si se de- dica a cultivos proteicos. Sin embargo, el Ministerio de Agricultura aún no se ha pronunciado a qué sectores con- cretos se van a dirigir tales ayudas. Desde UPA exigimos que todos los sectores ganaderos se incluyan dentro de esos sectores. En definitiva, en la ganadería española existe mayorita- riamente un modelo sin base territorial (derechos espe- ciales). Para estos casos el acuerdo político adoptado dirige la solución hacia el pago acoplado, respecto del cual no existe demasiada concreción. Sin duda, desde UPA trataremos de que este tipo de explotaciones sean prioritarias en el reparto de las ayudas acopladas. Sin em- bargo, todos los sectores se están reuniendo con la mi- nistra pidiendo ser objeto de esas deseadas ayudas acopladas. UPA ha trasladado con todos los medios a su alcance esta situación a las autoridades del Gobierno central y a las de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, hemos sido ninguneados al no invitarnos a participar en los grupos de trabajo para concretar la aplicación nacional de la PAC. Sin haber participado en estas reuniones, pero sí teniendo conocimiento de lo que en ellos se está co- cinando, la verdad es que somos más bien pesimistas. En relación con la figura del “agricultor activo” no se ha tomado ninguna decisión al respecto, ni parece que se vaya a tomar. Los sucesivos desacoplamientos han pues- to de manifiesto lo que ocurre en un sector cuando se cobra por no producir. Sin duda ahora se presentaba una oportunidad para acabar con estas prácticas y dar el apoyo a los verdaderos ganaderos. Parece que de nuevo nos encontramos ante una oportunidad perdida. En relación con la actividad mínima, se plantea exigir que el solicitante esté dado de alta en el Registro de Explo- taciones Ganaderas (Rega) en el año 2013, cuando todo el mundo sabe que con dos o tres animales puedes re- gistrarte en el Rega. En definitiva, mediante la definición de agricultor activo y de actividad mínima todo parece indicar que no va a haber diferenciación alguna y no se va a evitar que la gente sin actividad siga cobrando en detrimento de los verdaderos ganaderos, que dedican su tiempo y esfuerzo al cuidado de sus animales. Respecto de la regionalización, dado que se trata de una reforma territorial (ligada a superficie) y el sector gana- dero tiene mucha capacidad de aprovechar pastos pero poca de justificar tierras, nos tememos que no saldrá bien parado. Otra decisión tomada que afectará de manera muy ne- gativa a la ganadería ha sido la de prescindir de la ayuda a zonas con limitaciones naturales, opción permitida en el acuerdo europeo que hubiera tenido una acogida per- fecta para el sector.I panorama