OLIVO Introducción El olivar es el cultivo leñoso más importante en España, ocupando 2.584.564 ha, de las cuales el 94,4 % son de olivar de almazara y el 5,6 % de olivar mesa o de doble ap- titud (ESYRCE, 2013). En los últimos años, el olivar se ha extendido a otros países con clima mediterráneo, donde se implantan modernas plantaciones de alta o muy alta densidad, con riego y que por norma general están prepa- radas para una mecanización integral del cultivo. Entre los nuevos países productores destaca Chile, donde el olivar es un cultivo leñoso minoritario, que ha triplicado su su- perficie en los últimos 8 años, desde 5.000 ha en 2003 hasta 15.000 ha en 2011 (Minagri, 2012). La recolección es la labor que más influencia tiene en la cuenta de costes del cultivo, suponiendo entorno al 40 % de los costes en olivar. Por tanto es imprescindible la optimización de esta labor mediante su máxima mecanización para alcanzar la mayor rentabilidad en la explotación (Aemo, 2012). Es necesario que las nuevas plantaciones de olivar se adapten a la maquinaria de recolección que se va a emple- ar en la explotación. Normalmente los equipos de recolec- ción de olivar que recogen y procesan el fruto sin ayuda de personal a pie, o contando con sólo un trabajador de apoyo a pie (máquinas de recolección integral), se emple- an solamente en plantaciones intensivas y superintensivas formadas a un pie y con árboles relativamente pequeños. En los últimos años se han introducido nuevas máquinas para la recolección integral del olivar. Todas ellas necesitan una fuerte adaptación del cultivo a la máquina (Gil-Ribes et al., 2008), por tanto, se requiere una evaluación de las principales características del cultivo, que sin impedir el empleo de la máquina, afectan a la capacidad de trabajo y el coste de recolección. Figura 1: Cosechadora New Holland VX7090 trabajando en olivar superintensivo (izq.), y cosechadora Maqtec, Colossus trabajando en olivar intensivo (dcha).