112 BIENESTAR ANIMAL pagar un preció más alto por los alimentos producidos de acuerdo a normas más altas en materia de bienestar. Otro objetivo del pro- yecto era obtener un sistema de valoración del bienestar de los animales de producción que sea aplicable a granja y matadero, y que pueda convertirse en un sistema es- tandarizado para toda Europa. Además, el sistema de va- loración ha de proporcionar información sobre el bienestar de los animales de una forma sencilla y enten- dedora para el público y, a su vez, identificar de forma in- equívoca los productos procedentes de esos estándares del bienestar animal. La integración de diferentes pará- metros es el punto clave de este protocolo, ya que el bienestar es en sí mismo un fenómeno muy complejo que necesita de la complementariedad de diferentes me- didas. A veces es posible, y sencillo, simplificar la valora- ción del bienestar animal observando únicamente el ambiente en el que viven los animales (muchas medidas legislativas se basan en aspectos de este tipo, mirando densidades, luminosidad, medida de las viguetas de los slats...). Estas medidas basadas en los recursos (ambiente) son a menudo relevantes, pero en realidad sólo están ligadas a los animales de una forma indirecta, lo que proporciona grandes listas de cosas que pueden llegar a afectar el bienestar de los animales (son factores de riesgo), pero pocos aspectos que realmente lo midan directamente. Hay otra opción que son las medidas basadas en el ma- nejo de los animales. Estas medidas, a pesar de que tam- bién pueden afectar al bienestar de los animales, en realidad, tampoco lo hacen de forma directa. Así, las me- didas basadas en el entorno y en el manejo te dan una idea del riesgo que un grupo de animales tengan un pro- blema de bienestar concreto, pero te dice poco sobre el estado del cerdo A en el día D a la hora H. Hay una tercera aproximación, que es la que toma más fuerza en el Welfare Quality, que es el uso de medidas basadas en los propios animales. El bienestar de un indi- viduo a menudo se evalúa en función del esfuerzo que ha de hacer para poder superar las condiciones sociales y físicas a las que les somete su entorno, lo que es a su vez, un reflejo de su estado mental. En relación a este esfuerzo de adaptación, el individuo puede encontrarse en tres situacio- nes diferentes. En primer lugar, que el animal se vea superado por las condiciones del enfermedades, le- entorno, lo que puede desembocar en siones y hasta en la muerte. En segundo lugar, que el ani- mal consiga adaptarse a las condiciones del entorno, pero que la superación de estas condiciones resulte difícil desde un punto de vista de los costes que el propio pro- ceso de adaptación tiene para el individuo. Este coste es el resultado de dos factores: por un lado, las posibles con- secuencias negativas de la respuesta fisiológica de estrés y, por otro, las posibles consecuencias negativas de los cambios de comportamiento que muestre el animal. La respuesta de estrés puede resultar en una disminu- ción del crecimiento, de la función reproductiva y de la eficacia de los mecanismos de defensa del organismo ante los agentes patógenos. Los cambios de comporta- miento incluyen la disminución del hambre e inhibición del comportamiento reproductor o la aparición de estere- otipias —movimientos repetitivos y sin un propósito obvio, como por ejemplo, masticar con la boca vacía—. Finalmente, la tercera situación en la que se puede en- contrar un animal es que la adaptación o el ambiente no resulte difícil y no le suponga ningún coste biológico. En este caso, el bienestar animal será óptimo. Así, niveles elevados de cortisol en plasma o deyecciones, frecuen- cias cardíacas elevadas, conductas de huida, ataque, miedo o estereotipias, además de una pobre condición corporal, enfermedades o presencia de heridas son me- didas válidas para valorar directamente el bienestar de los animales. No obstante, no todas estas medidas se pue- den utilizar de forma práctica en la granja o matadero. Por ejemplo, medidas fisiológicas como muestreos san- guíneos requieren de la manipulación de los animales, siendo por sí mismas una fuente de estrés si el animal no está acostumbrado a este manejo. Por tanto, la ma- yoría de las veces, es mejor optar por medidas de com- portamiento y de salud que requieran un manejo mínimo de los animales. Estos y otros aspectos, por tanto, se han de tener en cuenta cuando se seleccionen medidas ba- sadas en los animales a la hora de medir su bienestar, ya que a pesar de que tienen la ventaja de que realmente están midiendo el bienestar directamente, tienen el in- conveniente de que suelen necesitar más tiempo, más tecnología