102 GESTIÓN INTEGRADA en las anteriores; todo ello además influido por la condicio- nes abióticas que tienen efecto en todos los componentes y sus relaciones. Aunque sólo sea con este dato, podemos comprender que la GIP, que trata de operar de forma inte- grada sobre todos los componentes y sus relaciones, se enfrenta a una complejidad enorme que sólo su profundo conocimiento permite manejarlo de forma razonada y ra- zonable. Los avances en materia de investigación Un primer paso necesario para el desarrollo fundamentado y aplicación de métodos de GIP es el conocimiento del ecosistema agrícola en el que queremos operar. Y la visión debe ser integrada, global, más allá de las parcelas propias de las distintas disciplinas científicas implicadas. La Ecolo- gía —como disciplina científica integradora— nos da esa visión. Desgraciadamente, la Ecología no siempre ha aten- dido las necesidades del ecosistema agrícola, de manera que algún autor ha dicho que el control integrado de plagas ha dado más a la Ecología de lo que ha recibido de ella. Es una lástima porque una más decidida aportación de los ecólogos al conocimiento de los ecosistemas agrícolas be- neficiaría muy rápidamente la GIP. Desde aquí, por lo tanto, puede hacerse una llamada a la investigación en Ecología para que dedique más esfuerzos a los agrosistemas. En lo que se refiere específicamente a las líneas de inves- tigación en control de plagas destacan tres ámbitos en los que se ha acelerado el progreso del conocimiento y de sus aplicaciones tecnológicas. Me estoy refiriendo al campo del control de plagas propiamente dichas; no me voy a re- ferir al control de enfermedades y malas hierbas por falta de espacio y porque, además, no los conozco con la misma intensidad. El primer ámbito incluye el control bio- lógico. Hoy en día en Europa, y muy concretamente en Es- paña, hay más control biológico que nunca; no hay más que ver cómo la aplicación del mismo en el último decenio en cultivos tales como los frutícolas, los cítricos y los hor- tícolas protegidos (menos en fresa) ha permitido la reduc- ción de productos fitosanitarios y su más eficiente uso. No hablo exclusivamente del control biológico en el que se sueltan enemigos naturales, sino también de aquél en el que se aplican las técnicas de conservación de enemigos naturales que son la base en fruticultura o citricultura. Aquí, en ese primer ámbito de progreso de la GIP también podríamos incluir el control microbiano en el que empiezan a disponerse de manera creciente de preparados a base Figura 1. Esquema trófico de los componentes y relaciones principales relacio- nados con la sanidad vegetal en un agroecosistema. El verde, rojo y azul se in- cluyen los componentes objeto de la malherbología, la entomología agrícola y la patología vegetal respectivamente. Las flechas indican flujos de energía de un componente a otro, las de doble sentido reflejan relaciones mutuas entre componentes y las discontinuas indican el inicio de cadenas que no se repre- sentan (de Phytoma, octubre 2013). de bacterias, virus y hongos que causan enfermedad en las plagas y se espera que la presencia en el mercado de esos bioplaguicidas crezca de manera notable en los pró- ximos lustros. El segundo ámbito de la gestión integrada de plagas en el que se progresa aceleradamente es en el de las relaciones entre las plantas cultivadas y los insectos y ácaros fitófa- gos. Esa relación se está viendo que es tremendamente compleja y rica en mecanismos que pueden ser aprove- chados para comprender mejor la naturaleza de los daños que causan esos fitófagos en las plantas cultivadas y para hacer que las plantas sean más resistentes o tolerantes a las plagas. No olvidemos, por otra parte, que las técnicas modernas de modificación de los genomas de las plantas están permitiendo que se dispongan de plantas con me- canismos muy diversos de resistencia. El progreso en ese campo en el plano comercial está sólo en los comienzos y podría ser más rápido si perdemos el miedo, que no la cau- tela científicamente rigurosa, a las aplicaciones biotecno- lógicas en la agricultura como no lo ha tenido la medicina humana y veterinaria; no se entiende por qué lo tiene la medicina vegetal. Por fin, un tercer ámbito de innovación creciente en los úl- timos tiempos en la gestión integrada de plagas es en el de la comunicación interna de las especies de insectos y ácaros (feromonas, básicamente) y la que establecen con las plantas de las que alimentan. A ésta última ya nos hemos referido en el párrafo anterior; en el campo de las feromonas sigue avanzando en todo el mundo la superficie agrícola cubierta con feromonas, sobre todo para la confu- sión sexual (la aplicación en las parcelas de cultivo de sus- tecnología