Introducción Son diversas las comunidades españolas que se cuentan entre las zonas en que determinadas actividades ganade- ras se han transformado en intensivas, con una gran des- arrollo durante la segunda mitad del siglo XX. Cabe destacar el gran incremento de la cabaña porcina, que ha conllevado los elevados censos actuales (DAAM, 2013; MAGRAMA-Secretaría General Técnica, 2003). Este paso a la ganadería intensiva, enfocada a la máxima producción y con la importación de materias primas para la alimenta- ción ganadera, ha dado lugar a la obtención de grandes cantidades de deyecciones ganaderas y ha descompen- sado, en determinadas zonas, la relación entre la produc- ción de estiércoles y/o purines y los requerimientos de abonos para la agricultura. Esto implica que estos mate- riales pasen a tener la connotación de materiales exce- dentarios y, por tanto, residuales. El caso quizás más visible se ha producido también en la ganadería porcina, en la que las estabulaciones con “cama” fueron substituidas de forma bastante rápida por los emparrillados o “eslats” con fosa inferior y, por aña- didura, la recogida manual de las deyecciones pasó a la limpieza de las cuadras con agua a presión. Este hecho conllevó a la aparición de un nuevo tipo de estiércol: el estiércol líquido o “purín”, el cual se produce en grandes volúmenes que agravan aún más el problema. De todas formas, estos purines siguen teniendo, si se usan racio- nalmente, características idóneas como abonos. Figura 1: Esquema representativo de las transformaciones y destinos más im- portantes que usualmente resultan de las aportaciones de purines porcinos en los campos de cultivo. Descodificación: N-org: nitrógeno orgánico, N-NH4+: nitrógeno amoniacal, NH4+: amonio, NO2-: nitrito, NO3-: nitrato.