¿Se puede decir que esta nueva PAC recoge esa rei- vindicación histórica de los agricultores de “el dinero para quien trabaja el campo”? Va a cambiar en algo, pero evidentemente no es la pana- cea, en la medida que desde el punto de vista europeo, por las competencias que tienen las instituciones supra- nacionales, no se puede llegar a definir un agricultor pro- fesional o un Estatuto del Agricultor a nivel europeo, porque en la definición de éste inciden elementos del hecho nacional, como puede ser el derecho fiscal o mer- cantil. A partir de ahí, la Comisión ha convertido una defi- nición de agricultor activo, que ya existía y que era facultativa, en obligatoria, introduciendo elementos como la lista negativa de empresas que deben ser excluidas de las ayudas, o los topes mínimos que harán que muchos pequeños agricultores se vean excluidos por no conside- rarse como tal. En definitiva, se mejora en cierta manera la situación actual, pero estamos lejos de cumplir lo que muchos esperan y piden. Ahondando en esta cuestión también hemos de tener cuenta que la PAC ya no solo es una política agrícola, sino rural, por lo que cuando nos referimos a un agricultor pro- fesional el primer problema que surge es como se evalúa a los pluri-activos. En la medida que esa confusión entre el primer y segundo pilar es mayor, el pluri-activo desde un punto de vista profesional no debería serlo, aunque deberíamos de ver donde se sitúa la frontera, porque desde el punto de vista rural el pluri-activo resulta indis- pensable. Uno de los objetivos de la nueva PAC era incentivar a los jóvenes agricultores. ¿Se ha conseguido? La realidad es que se dan mayores medios para que los Estados puedan fomentar la introducción de los jovenes agricultores. En el primer pilar existe una ayuda directa que antes no existía, y desde España se ha decidido desde la Conferencia Sectorial que los jovenes agriculto- res tengan un apoyo específico al máximo nivel, pero