Los ferrocarriles alemanes de larga distancia serán autónomos en 2023
En algunos puntos de la zona este de la red ferroviaria alemana se están haciendo ensayos con ferrocarriles autónomos que al igual que en el caso de los coches y según predicen los expertos, será la clave de la movilidad en un futuro no muy lejano.
El director general de ferrocarriles del país germano ha anunciado que la Deutsche Bahn, la red nacional de trenes operará en determinados sectores con vehículos de plena autonomía, como máximo para el año 2023.
La tecnología que se aplica a los trenes de larga distancia autónomos difiere mucho de la que se emplea para otros vehículos de transporte urbano o suburbano, como son los trenes de cercanías o los metros, muchos de los cuales ya están operando en muchas ciudades del mundo.
En este último caso, la mayor parte de tecnología y los controles para la conducción autónoma está incrustada en la infraestructura ferroviaria y depende de un controlador centralizado que está en constante comunicación con todos los trenes, pero los vagones en si mismos no tienen mucha más ‘inteligencia’ que la de obedecer y en realidad no funcionan de forma autónoma.
Este enfoque no es viable para las redes de larga distancia, ya que actualizar miles de kilómetros de la red con controladores y sensores sería mucho más costoso. Por lo tanto, la mayor parte de la inteligencia y la tecnología tiene que ir dentro de la locomotora.
Esto implica que para que los trenes de larga distancia puedan ser totalmente autónomos deben estar equipados con sensores y algoritmos que son muy similares a los utilizados en los coches autodirigidos.
Mayor capacidad, menores costos
La ventaja de los trenes autodirigidos no radica tanto en la reducción de costes sino en que con su empleo se podría aumentar la capacidad de la red porque los trenes pueden funcionar con frecuencias más altas y a distancias más cortas.
Esto también aumenta la flexibilidad de las soluciones de transporte ferroviario y hace posibles nuevos servicios. Estas capacidades son esenciales si los ferrocarriles quieren sobrevivir frente a la intensificación de la competencia de automóviles, camiones y autobuses totalmente autónomos.