Expertos internacionales ponen cerco a la Listeria en Sevilla

La listeriosis llegó el pasado verano a las primeras páginas de los periódicos tras el ingreso en hospitales, principalmente de Sevilla, de decenas de personas afectadas tras consumir carne mechada de una empresa de esa ciudad. No es casualidad, por tanto, que la semana pasada la ciudad del Guadalquivir celebrara el primer simposio internacional de Listeria, que contó con más de 700 participantes, quienes abordaron la gestión de esta crisis sanitaria en Andalucía el pasado año y que fue el tercer brote más grave registrado en el mundo con tres personas fallecidas, siete abortos y más de 200 personas afectadas.

En sus ponencias los técnicos abordaron desde la seguridad alimentaria a la vigilancia epidemiológica, el diagnóstico microbiológico o el manejo clínico y la organización asistencial. La primera jornada versó sobre los aspectos más técnicos y de la gestión no asistencial del brote, mientras que las conferencias del segundo día giraron sobre temas asistenciales ya en el ámbito médico o clínico que, sin dejar de ser interesantes y de vital importancia están algo lejos de lo que es el núcleo de nuestro trabajo en seguridad alimentaria industrial y de la distribución. Dejando al margen las intervenciones más políticas, —como el anuncio por parte del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, sobre ayudas para investigación sobre Listeria—, destacaremos las de mayor interés para el sector alimentario.

La conferencia inaugural fue presentada por Marta García Pérez, Directora Ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). En su intervención destacó que la Listeria monocytogenes es, hoy en día, el patógeno alimentario que más preocupa en la UE, dada su ubicuidad, resistencia y sobre todo la alta mortalidad, especialmente cuando impacta sobre los tres grupos poblacionales de mayor riesgo, que son:

1. Mujeres embarazadas, entre las que supone una importante amenaza de aborto.
2. Enfermos inmunodeprimidos, principalmente pacientes de cáncer, enfermedad cardíaca, etc.
3. Tercera edad. Grupo de población que, como es sabido, está sufriendo un importante crecimiento.

En su ponencia subrayó, además, que en el caso del brote objeto del simposio, la mortalidad ha sido especialmente baja en comparación con otros brotes conocidos.

Posteriormente presentaron Johanna Takkinen, Head of the program Food and Waterborne Diseases and Zoonoses del ECDC (European Center of Diseases Control), y Valentina Rizzi en representación de la EFSA (Food Safety Authority). Destacamos aquí, de forma conjunta, las principales conclusiones de las intervenciones.

1. El sistema de seguimiento epidemiológico es básico para gestionar los posibles brotes (hay que tener en cuenta que muchos de los brotes afectan a varios países miembros de la UE). En este sentido, la coordinación entre EFSA y ECDC es fundamental. Esta se realiza según el esquema que mostramos a continuación.
2. La colaboración de los estados miembros facilitando información es también vital. En la actualidad es desigual si comparamos unos países con otros. En ese sentido, España figura entre los países más proactivos.
3. La cadena alimentaria se ha ido haciendo paulatinamente más compleja, lo que hace también más compleja la gestión de los brotes o crisis alimentarios.
4. En el caso de la listeriosis, un evento con 20 casos se considera ya de importancia dado el alto nivel de mortalidad que ha habido en algunos brotes.

Hasta aquí las conclusiones más relevantes de la jornada del primer simposio internacional sobre Listeria. No obstante, en relación a las temáticas tratadas remarcar que en la programación se echó de menos una mayor atención al análisis del funcionamiento, en este caso, de las medidas de prevención tales como la evaluación de peligros de la industria, los planes de limpieza y desinfección, el diseño de las instalaciones, el plan de control, el control oficial, la gestión de las empresas de la distribución afectadas, el papel y la competencia técnica de los laboratorios de control o el de la tecnología. Y, fundamentalmente, preguntarnos qué podemos hacer desde todos estos ámbitos para hacer que situaciones como esta se repitan lo menos posible.

En los laboratorios de Ainia podemos calcular el potencial de crecimiento de Listeria monocytogenes, ya que contamos con este servicio normalizado según el Laboratorio Europeo de Referencia (EURL), mediante protocolos que reproducen fielmente la contaminación y las condiciones de conservación a lo largo de la vida útil. Contamos, además, con una colección de recursos biológicos exclusiva de Ainia para poder realizar pruebas más fieles con cepas ‘salvajes’ de Listeria monocytogenes, garantizando el cumplimiento de las más estrictas exigencias de las autoridades sanitarias con niveles inferiores a 100 ufc/g, permitidos por el Reglamento 2073/2005 y sus modificaciones posteriores.