Tripark Las Rozas obtiene la calificación LEED Oro ‘Core & Shell’
4 de marzo de 2011
La arquitectura y el diseño deben adaptarse al entorno y contribuir a la sociedad. Estos son los pilares sobre los que Hines España ha promovido Tripark Las Rozas, un conjunto corporativo de tres edificios de oficinas de última generación, construidos por Acciona y diseñados por el arquitecto Gabriel Allende. Tripark Las Rozas es la constatación de los criterios sobre los que Hines basa sus proyectos inmobiliarios para uso corporativo: parques empresariales innovadores, situados en los mejores emplazamientos, concebidos por arquitectos de prestigio, partiendo de los recursos y particularidades del entorno, y capaces maximizar su eficiencia energética, armonizar su diseño, para lograr mayor bienestar y productividad.
Tripark Las Rozas no sólo ha cumplido los requisitos para conseguir este sello sino que en algunos aspectos ha superado los créditos exigidos por LEED. Por ejemplo, el edificio tiene rociadores en todas las plantas, algo inusual y no exigido por normativa, pero que responde a los altos estándares de Hines. La rentabilidad también es clara: el ahorro de un edificio de estas características, respecto a otro sin certificación LEED, está cuantificado en 110.000 euros al año.
Aire más limpio, mayor productividad
Uno de los elementos que supera los estándares Leed es el sistema de climatización. Una de las mayores novedades es un sistema de fotocatálisis que proporciona un aire puro en el interior al destruir el ADN de los microorganismos. Este sistema consiste en la degradación de contaminantes por la acción de la combinación de luz ultravioleta y un catalizador de dióxido de titanio, de tal manera que los compuestos y contaminantes orgánicos son destruidos y se convierten en vapor de agua y CO2. El absentismo laboral se reduce hasta en un 15%, al disminuir las enfermedades.
Trabajar en un ‘green building’ de estas características, además, aumenta la productividad hasta en un 18%, debido a que la práctica totalidad del espacio de trabajo recibe luz natural. El edificio produce energía eléctrica a través de paneles fotovoltaicos colocados en su cubierta, que vuelca directamente a la red, y un operador le suministra energía verde procedente de sistemas sostenibles.
Cuenta también con paneles solares para el consumo de agua caliente. Además, se ha instalado una unidad central de control y monitorización de su consumo energético. Todos estos factores han permitido que, en total, se haya logrado una reducción del consumo de agua del 31% con respecto a un edificio normal. Una de las iniciativas que han dado lugar a esta reducción es que la vegetación se ha elegido atendiendo al ahorro de consumo de agua. El sistema de riego implantado se basa en la tecnología de goteo directamente en la raíz, que elimina las pérdidas, lo que permite un ahorro del 50%.
Construcción sostenible, una cuestión de detalles
Ya desde el diseño se ha trabajado para que el edificio resulte lo más eficiente posible. Por ejemplo, las zonas exteriores intermedias y ajardinadas se concibieron para ser aprovechables para eventos, y hasta se han instalado tomas eléctricas y de datos. Los estanques que las bordean tienen el agua depurada y se les aplica tratamientos antialgas. En el terreno sobre el que se construyó este conjunto de edificios había varias encinas. Hines extrajo los árboles y los replantó. En la fase de movimiento de tierras, la constructora disponía de un lugar habilitado exclusivamente para las hormigoneras y los camiones, que se lavaban antes de salir a la carretera. En esta línea se llevó a cabo un riguroso control de la emisión de polución y tratamiento de residuos, de forma que el 90% de los residuos generados en la obra se recicló.
Varias medidas se han dirigido a evitar el efecto isla de calor. Por un lado, se ha colocado un suelo en la cubierta de un hormigón poroso claro para que absorba el calor y no emita más a la atmósfera. A su vez, se ha personalizado el tratamiento de algunos elementos para protegerlos del sol y el edificio ha sido especialmente diseñado para facilitar la entrada de luz. Los colores de los techos, paredes y suelos interiores han sido elegidos en función de la reflectancia. Por último, el vidrio de las ventanas ha sido realizado para la protección solar y en el aparcamiento exterior se ha colocado una capa vegetal con enredaderas sobre una malla, lo que garantiza que en cinco años estarán cubiertos. Con todas las medidas que incorpora, la reducción de emisiones de CO2 de este edificio equivale a plantar 750 árboles cada año.
Iluminación inteligente
En otro orden de cosas, en el 100% de los espacios hay vistas del exterior y en el 75% de los espacios hay iluminación natural, ya que existe un sistema de patios que divide los tres bloques que permite la entrada de luz a las oficinas por todas sus fachadas. La iluminación interior se regula de forma automática, dependiendo de la entrada de luz natural. Además, las lámparas tienen detectores de presencia. En lo que respecta al sistema de iluminación exterior, las balizas del suelo, para evitar la contaminación lumínica, han sido diseñadas para no emitir luz hacia arriba. Igualmente, los focos que iluminan la fachada exterior han sido diseñados y orientados con ese objetivo.
La eficiencia ha llegado hasta el aparcamiento interior. Hay 57 plazas reservadas exclusivamente a vehículos de baja emisión contaminante y un aparcamiento para bicis con 38 plazas y vestuarios para ducharse. Por último, los materiales son respetuosos con el medio ambiente. Todos los adhesivos y sellantes utilizados son ecológicos y no emiten partículas volátiles contaminantes al aire. El 83% de la madera está certificada, y la composición y producción de la moqueta sigue los criterios ecológicos LEED.