BARQ Festival aterriza en Madrid
Este jueves 19 de mayo el BARQ Festival, el único festival internacional de cine de arquitectura competitivo de España, aterriza por primera vez en Madrid, gracias al apoyo de la Fundación ICO y del Museo ICO, para cerrar la segunda edición del certamen (que comenzó en Barcelona) con la proyección del largometraje ganador, The Bubble.
El Círculo de Bellas Artes acogerá el evento, a partir de las 19 horas, que contará con un coloquio a cargo de Javier Peña, director de Concéntrico (Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño), y los arquitectos Atxu Amann e Ivan Blasi. También intervendrán Lucinio Muñoz, director de la Fundación ICO, y Pau de Solà Morales, presidente de ArquinFad.
Después del éxito de público y crítica de su primera edición, el BARQ Festival consolida ahora la voluntad de extender su influencia más allá de la ciudad de Barcelona. Con invitados del mundo de la arquitectura y el cine, el BARQ Madrid quiere ser un punto de encuentro y reflexión dónde poder explorar los vínculos entre dos disciplinas, que pocas veces se entrecruzan, y hacerlo desde una mirada social.
Este evento cerrará el certamen, después de cinco días llenos de proyecciones y actividades en Barcelona, dónde han asistido personalidades de renombre internacional como Leif Kaldor, director del documental Building Bastille; o Hannah Elbke y Natalia Anna Ciepiel, directoras de The Healing.
Dirigida por la documentalista austriaca Valerie Blankenbyl, The Bubble narra la problemática de The Villages, la comunidad de jubilados más grande de Estados Unidos, un complejo cerrado que ocupa una extensión de 82.87km2 para 150.000 residentes. Fuera de sus muros, los vecinos se sienten amenazados por la incesante expansión del conjunto urbanístico y viven con el temor constante de ser desplazados.
El control que The Villages tiene sobre los recursos de la región le permite dotar de agua y de espacio edificable a sus residentes y mantener sus lujosas formas de vida. 96 centros recreativos, 54 campos de golf, 70 piscinas y unos 3.000 clubs sociales son un espejo catalizador del desequilibrio social y las desigualdades raciales y de oportunidades que existen en Estados Unidos. Ajenos o no a todo ello, los residentes de la comunidad viven las horas crepusculares de sus surrealistas vidas con todas las comodidades, mientras votan a Trump y conducen tranquilamente carritos de golf por calles ajardinadas idénticas y monótonos vecindarios.