Enseñar la arquitectura desde la sostenibilidad
9 de diciembre de 2009
La ciudad, tal y como la conocemos en la actualidad es por definición insostenible. Utiliza muchos más recursos de los que nunca podría generar y al mismo tiempo genera gran cantidad de desechos que no puede absorber. Habría entonces que ampliar la escala, ampliarla desde la ciudad hasta el territorio para poder empezar a hablar de posibles equilibrios hacia la sostenibilidad.
Por este motivo es necesaria la introducción de los conocimientos medioambientales necesarios en la formación de los nuevos profesionales de la construcción para reorganizar nuestras ciudades con criterios de mayor y mejor habitabilidad para el hombre y al mismo tiempo respeto al medioambiente.
La cuestión fundamental es por dónde empezar, cómo trabajar y cuál es el punto flaco de la metodología docente en estos términos que no nos permite alcanzar estos conocimientos.
Foto: Lukáš Patkaň.
La asignatura de proyectos arquitectónicos es aquella en la que se desarrolla la capacidad del alumno de diseñar arquitectónicamente. Por ello, es necesario que la sensibilidad medioambiental transmitida al alumno durante la docencia se vea reflejada en la misma permitiendo que los conocimientos adquiridos se concreten en soluciones arquitectónicas concretas y adecuadas.
En un estudio realizado en la Facultad de Urbanismo, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires se pudo comprobar la importancia real de este tipo de asignaturas de diseño, por esta razón se ha dedicado este artículo a reflexionar sobre este tipo de asignaturas y a realizar una propuesta pedagógica en la que se reflejen los contenidos medioambientales.
Se entiende por estrategia docente los procedimientos de comunicación mediante los cuales una persona experta en un tema trasmite de manera eficiente los conocimientos sobre dicho tema a otras personas no expertas.
En la arquitectura, las exigencias y requerimientos son múltiples. Las distintas soluciones a cada requerimiento en particular podrán ser beneficiosas o no para otros requerimientos.
Por ello, el buen proyecto arquitectónico deberá encontrar el equilibrio entre soluciones que sean óptimas en conjunto a la globalidad de la problemática arquitectónica propuesta, precisamente por ser suficientemente eficientes para cada requerimiento y exigencia en particular.
En el caso particular que se presenta, el medio ambiente, y con él, la eficiencia energética, son un requerimiento más dentro del proceso proyectual, y por tanto será necesario estructurar la docencia partiendo de un modelo conceptual que presente los puntos antes citados.
La arquitectura deberá cumplir los siguientes fines: la adecuación de sus espacios, la adecuación ambiental de los mismos, la conveniencia de sus cualidades estéticas y comunicativas, la integridad a largo plazo de sus elementos físicos y así mismo sus ocupantes y la eficiencia directa y medioambiental de sus procesos de producción.
La adecuación ambiental de los espacios arquitectónicos y la eficiencia medioambiental de sus procesos de producción son los fines que se deben proponer con el modelo en el caso que nos ocupa.
Los medios a utilizar deberán definirse desde las distintas áreas de conocimiento, evaluándose su idoneidad para los fines en cada caso concreto, y su causalidad respecto a otros fines igualmente importantes en el desarrollo proyectual arquitectónico.
Para ello, un camino a seguir que se nos abre a partir del concepto de sostenibilidad es el control y cierre de los ciclos materiales en la arquitectura. Esto implica inicialmente una sensibilidad medioambiental, a partir de ella se tendría que plantear este reto de mayor escala.
Para poder realizar o construir arquitectura medioambiental y en último término, sostenible, es necesario que cualquier modelo conceptual propuesto parta de una sensibilidad ecológica que implique un respeto al medio natural que nos rodea.
Foto: Maciej Lewandowski.
La concepción global de la arquitectura deberá estar siempre presente en nuestro modelo docente para que pueda ser considerado un modelo correcto y eficiente.
Lo parcial no debe primar frente a lo global, por ello, lo fundamental del modelo conceptual que se plantee para cada asignatura es que no proponga soluciones concretas sino que proporcione criterios de valor que permitan al proyectista por un lado saber plantear correctamente los problemas que se presentan y por otro lado, saber evaluar las soluciones existentes, saber escoger la más adecuada al conjunto de requerimientos y adaptarla al caso concreto objeto de estudio.
Por otro lado, para poder realizar o construir arquitectura medioambiental y en último término, sostenible, es necesario que cualquier modelo conceptual propuesto parta de una sensibilidad ecológica que implique un respeto al medio natural que nos rodea. Por ello, la metodología a adoptar en la enseñanza de los temas medioambientales en las diferentes áreas de conocimiento que conforman la enseñanza de la arquitectura deberá adoptar modelos que incluyan como fin los criterios de respetar e introducir el principio de las tres ‘r’: reducir, reutilizar y reciclar. El respeto por la naturaleza se planteará desde las consecuencias de cualquier tipo de decisión arquitectónica, el confort físico-psíquico será el fin último de cualquier planteamiento, es decir, primará la habitabilidad frente a otro tipo de criterios arquitectónicos y los conocimientos impartidos se desarrollarán dentro del marco del cierre del ciclo de vida de los materiales.
El caso concreto del proyecto arquitectónico
Todos los conocimientos teóricos deberán confluir en el proyecto arquitectónico, permitiendo su enriquecimiento con la inclusión de los criterios y condicionantes medioambientales.
El taller de proyectos arquitectónicos no deberá entenderse únicamente como campo de experimentación de las tendencias estéticas y compositivas actuales sino que deberá proporcionar el diálogo entre los distintos conocimientos adquiridos que son los que conformarán en su conjunto y globalidad el proyecto arquitectónico.
Igualmente, es necesario para la correcta docencia de esta asignatura asegurar una formación por parte de los docentes con capacidad de integrar los conocimientos proyectuales y técnicos en las asignaturas de proyectos propuestos, es decir, con conocimiento específico en campos de desarrollo científico, tecnológico e instrumental.
Cualquier programa docente de una escuela de arquitectura se desarrolla a grandes rasgos según asignaturas englobadas en los siguientes grupos: gráficas (geometría, procedimientos de expresión, análisis de elementos arquitectónicos, proyectos arquitectónicos, etc.), científicas (música, matemáticas, física, etc.), constructivas (materiales de construcción, tecnología del proyecto, construcción, estructuras, mecánica del suelo, etc.), energéticas (instalaciones, electrotecnia y luminotecnia, técnicas de acondicionamiento, etc.), humanísticas (historia, teoría de la arquitectura, estética, composición arquitectónica, etc.) y urbanísticas (urbanismo, jardinería y paisaje, etc.). Éstos constituyen la base desde la que se desarrollan los criterios medioambientales, directamente desarrollados a partir de los factores condicionantes de espacio y tiempo (lugar, recursos, contexto, clima).
El desarrollo del proyecto arquitectónico deberá entonces plantearse como un análisis de la situación proyectual, una actitud crítica que parta de la conciencia ecológica y sostenible y una propuesta arquitectónica que satisfaga las condiciones de confort físico, psíquico y asegure la habitabilidad de la solución adoptada.
Cualquier desarrollo proyectual ha de tener en cuenta los siguientes puntos: entorno, contexto, tipología y lenguaje.
El entorno indica el medio físico en el que asienta el proyecto, la orografía, topografía, el macroclima, microclima, orientaciones, sombras y asoleo, contaminación, ruidos, vistas, volúmenes, masas, escala, etc.
El contexto indica el medio histórico, cultural y antropológico. Comprende costumbres, situaciones históricas, significados culturales, tendencias, características antropológicas de la sociedad, etc.
La tipología estudia la forma y composición arquitectónica, los usos y funciones que configuran las tipologías edificatorias y el tipo de espacio urbano generado, el tipo de ciudad, sus relaciones estructurales, etc. Y el lenguaje estudia los materiales, criterios compositivos, textura, color, estética, sistemas formales, estilos, sistemas constructivos, etc.
Es interesante destacar la importancia del clima frente a los demás factores, no porque los excluya sino porque de alguna manera los engloba. Históricamente el clima ha definido tipos arquitectónicos, materiales, sistemas constructivos, costumbres culturales, históricas, y en definitiva, formas de vida.