Yara presenta el Plantmaster del olivo tras años de investigación para mejorar la productividad y lograr los mejores aceites
Bajo la única máxima de obtener el mayor rendimiento en el olivar y la mejor calidad del aceite, con el fin de que hagan la explotación los más rentable y viable posible, Yara Iberia ha elaborado su Plantmaster de Olivar, documento científico que engloba un largo periodo de investigación y que el pasado 15 de noviembre presentó en Jaén a más de un centenar de profesionales del sector de España y Portugal. El evento contó además con varias conferencias que abordaron aspectos de máximo interés para los agricultores como la nutrición del olivo, el olivar en tiempos del cambio, la gestión del agua o el futuro del sector.
La directora general de Yara Iberian, Elena Montero, explicó que el Plantmaster “es la culminación de un largo trabajo de investigación y de desarrollo de conocimiento alrededor del olivo. Es un trabajo internacional. Hoy Yara celebra la puesta a disposición de este conocimiento, y lo comparte con sus clientes más afines”, aclaró. “A través de los centros de investigación, Yara cuenta con cinco en todo el mundo, los investigadores realizan los demotrial, donde prueban y entrenan las diferentes composiciones nutricionales para que cómo afectan los diferentes componentes nutricionales al olivo”, dijo Montero.
Además del referente al olivo Yara ha presentado ya sus Plantmaster de cítricos, tomate, frutas de hueso y pepita y maíz. Para el año que viene será el turno del melón. Motero destaca la importancia del olivo “por extensión y por economía también. Se trata de un sector potente y cada vez más tecnificado”, indicó la ejecutiva de la multinacional.
Juan José Catalá, responsable de Fertirrigación de Yara Internacional, abordó el uso del agua en el olivar.
El director agronómico de Yara Iberian, Luis Ángel López, abordó en su intervención las necesidades nutricionales del olivo. Destacó que un plantmaster no es un producto comercial concreto, ni siquiera de ningún producto químico. Ni de sulfato amónico, ni nitrato amónico … “Hablamos de nitrógeno, fósforo, potasio… De cada nutriente, de pros y contras. Se lee con toda asepsia, no es marketing, sino cuestiones puramente técnicas para dar formación e información al agricultor”, matizó.
López destacó que es la primera vez que Yara presenta un Plantmaster en España. “Tengo la satisfacción de que sea el olivo, porque es un cultivo ligado a la cultura ibérica. En consecuencia, lo que hemos tratado es de recoger la importancia de la nutrición, relacionar todos los nutrientes esenciales del olivo, los macronutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre, con los micronutrientes, con la productividad, con la calidad, con las enfermedades, con la poda. Es decir, con todos los aspectos cualitativos y cuantitativos en función del tipo de cultivo, bien sea intensivo, superintensivo, tradicional”, indicó. “Y según el destino, bien sea aceite o aceituna de mesa, el contenido en polifenoles. Establecer toda esa variedad y ver cómo a través de los nutrientes nosotros podemos alterar y variar, consolidar los parámetros que afectan a las propiedades organolépticas y las características cualitativas y cuantitativas”, aclaró.
Tiempos de cambio para el olivar
Tras la intervención de López y Montero, el profesor Luis Rallo Romero, catedrático emérito de la Universidad de Córdoba, se centró en los últimos ensayos científicos sobre nuevos modelos productivos, como el superintensivo. Tal y como explicó, se ha constatado que en plantaciones de olivar en seto se detecta un incremento constante de la producción del año tres al doce. Y que con la densidad aumenta producción aunque cada árbol pierda tamaño. “La producción se incrementa con la densidad y tras catorce años no se ha detectado una disminución de la producción según el mayor ensayo que se ha hecho en el mundo”, aseguró el experto.
Rallo también abordó otro aspecto técnico a tener en cuenta en estas plantaciones. Contó cómo hasta ahora se creía que, para optimizar el aprovechamiento de la radiación solar, la orientación Norte-Sur era la idónea, pero que estudios recientes señalan que la Este-Oeste recibe más radiación solar en la época de la maduración del fruto. “La orientación no es un factor crítico, pero en la práctica este descubrimiento nos permite adaptarnos a la forma de la parcela, algo que limitaba la extensión de ésta si solo se tomaba como idónea la orientación norte-sur”, aseguró. El aprovechamiento de los rayos del sol no es una cuestión baladí porque está demostrado que optimizarlo aumenta la productividad, el peso seco y el rendimiento, indicó.
Más de un centenar de profesionales del sector de España y Portugal asistieron al evento en Jaén.
“Si se comparan plantaciones de superintensivo, intensivo y tradicional teniendo en cuenta factores como la densidad, marco, volumen en metros cúbicos del olivo y se analiza la variable la radiación solar interceptada, el superintensivo es el cultivo más eficiente, luego el intensivo y finalmente el tradicional”, apuntó Rallo.
El profesor explicó también las conclusiones de algunos de los ensayos que se están haciendo, como el de Puebla de Montalbán, que demuestra, por ejemplo, que los setos menos vigorosos son los de arbosana, variedad que se está extendiendo actualmente por ser más fácil de manejar por las cabalgadoras actualmente disponibles. Sin embargo, no todas las variedades valen para olivar en seto. “Tenemos poco surtido varietal. Por eso UCO e IFAPA iniciaron hace años un programa para superar estas dificultades varietales”, indicó.
Narró de este modo cómo la Universidad de Córdoba (UCO) está probando nuevas variedades junto al IFAPA (Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía). La primera variedad creada desde la UCO es la Sikitita, que, como características positivas para el seto, tiene menos vigor que la arbequina y es más precoz en la entrada en producción, consiguiendo además elevado rendimiento. Dicha variedad tiene pocos costes de poda, con tolerancia al frío. Los setos son longevos y producen buen aceite, con buenos rendimientos. Sus aceites son frutados, dulces y con poco picante que tiene su mercado y se paga. Hay ya once viveros con licencia en España y uno en Italia que la distribuyen, según los datos facilitados por Rallo.
El catedrático también explicó que UCO trabaja en otras dos variedades, la 235 y 268, que se van a registrar próximamente. Ambas destacan por su pronta maduración, un factor importante. La 268 da aceites con más sabor a verde y más amargos y picante. De la 235 se extrae un aceite algo más picante y con toques de almendra, parecido a la arbequina pero bien diferenciado, con seto muy parecido a la arbosana.
Rallo auguró que a medio plazo habrá nuevas variedades de intensivo y seto. “El factor tiempo es una clave importante. Los ritmos de los estudios científicos universitarios son más lentos que los que exige el mercado”, apuntó. En la UCO se hicieron los primeros cruzamientos en busca de nuevas variedades para seto en 1991, y la primera variedad registrada es la Sikitita, 16 años después. “Es mucho tiempo”, admitió ayer el experto. Actualmente la Universidad cordobesa trabaja con la empresa Todolivo, en un proyecto que se ha ‘saltado’ algunos de los pasos académicos para acelerar los resultados.
Cristóbal Gallego, presidente del grupo Jaencoop; Ramón Rivera, director general del Ealia y Jesús Cuervas, corredor independiente, participaron en la mesa redonda.
Resistencia a la verticilosis
La UCO abrió también una línea de investigación en torno a la resistencia contra la verticilosis junto a la Interprofesional del Aceite. La clave es asegurar la calidad de las plantas que se ofrecen desde los viveros. “Aún hay productores clandestinos. Los controles visuales no son suficientemente precisos, mientras que el sistema de certificación sí garantiza ausencia de patógenos y calidad. Pero el sector productor y los viveros se opusieron tajantemente a este sistema más avanzado, y la Junta no tuvo el valor de dar el paso adelante. Hoy existe la planta certificada de carácter voluntario, pero no es suficiente”, indicó Rallo.
La expansión de la verticilosis en toda la cuenca del Guadalquivir, según ha quedado demostrado, se debe fundamentalmente a la distribución de plantas contaminadas. “Con plantas certificadas en la décadas pasadas, cuando se produjo con la multiplicción de los viveros, no se hubiera producido esta expansión”, lamentó Rallo.
La Universidad de Córdoba, apostilló Rallo, tiene actualmente un vivero con plantas certificadas con marcadores que aseguran que están libres de patógenos. Sin este protocolo hay un 7% de errores en la apreciación de variedades, algunos con costes millonarios. Los estudios demuestran que en viveros que no emplean estas técnicas el 28% de las plantas tiene tuberculosis y el 15% verticilium. Hasta el momento no hay Xylella.
Rallo se mostró convencido de que el olivar se encamina “hacia un nuevo tiempo”. Con factores invariables. Como el paisaje olivarero, “que nunca va a faltar, ni con el olivar el seto”.
De cómo el riego influye en las propiedades del aceite
Juan José Catalá, responsbale de Fertirrigación de Yara Internacional, abordó el asunto del agua en olivar, partiendo de la premisa de hacer una llamada a todos los actores del sector “para establecer mecanismos, estrategias, acciones que nos lleven a una gestión optimizada. A producir más con menos. Si no lo logramos habrá una situación complicada”. De hecho, el Plantmaster incluye un importante análisis sobre riegos “para hacer a los agricultores levantar la cabeza y que se piense qué debo de aplicar y por qué”.
“Debemos tener presentes factores para determinar cuánto tengo que regar, cómo y para qué. Desde la instalación del sistema de regadío al estado del cultivo, la estrategia de riegos con fertirrigación, el suelo, la planta, el clima … O la salinidad, que genera un gran impacto por lo que le cuesta a la planta absorber el agua si está presente”, explicó. Según su criterio, hay que considerar dónde regamos y cuándo. “Los efectos no son iguales según etapas fenológicas. Son cuestiones de gran importancia porque el en olivar cada año lo que hagamos tiene efecto en dos campañas, en la cosecha que estamos vistiendo y en las yemas para el año que viene”, indicó Catalá.
Dado que la aportación de agua tiene incidencia directa sobre la producción, “tenemos que hablar de estrategia sobre un estado hídrico concreto. Ya no hablamos sólo de regar, sino de futuro, de optimizar recursos. El agricultor necesitará actualizarse y disponer de gente que le asesore de forma adecuada”, indicó.
El experto planteó varios interrogantes estratégicos: “Si reducimos agua reducimos aceite. ¿Puede ser una estrategia más allá de que sea algo obligado?”, preguntó, para destacar que la forma de gestionar el riego tiene influencia mucho más allá de los kilos de producción. “Aportar agua es incrementar la humedad del fruto, algo que hay que gestionar para no tener problemas en fase de producción como la formación de emulsiones. El uso del talco es una solución que se aplica actualmente, pero a más humedad hay más peligro de complicaciones en la producción”, matizó. También afecta a la calidad, a los polifenoles y el K225. “Más agua supone una reducción en contenido en polifenoles. Mientras que las medidas no afecten a las clasificación y sus parámetos no hay problema, pero hay que controlarlo. Y para un mismo contenido en polifenoles el agua aumenta la estabilidad del aceite, lo que es positivo”, indicó.
El director agronómico de Yara Iberian, Luis Ángel López, junto a la directora general de Yara Iberian, Elena Montero.
También el riego durante el año puede tener incidencia sobre elementos de cata. Básicamente sobre el amargor y frutado y picante. Y sobre el color, pero no está tan claro. Sobre la acidez no, ahí es el procesado y no el campo lo que influyen. Así que, para el experto, la clave es estudiar las necesidades concretas y diseñar las estrategias más adecuadas. Desde aportes de agua continuos hasta otros que sólo buscan mejorar propiedades organolépticas.
“Todas las estrategias son respetables. La única no aceptable son decisiones sin criterio sobre la marcha. Estamos en un mundo cambiante. No vale lo que pasó ayer. A día de hoy ya tenemos elementos para medir estado hídrico de la planta de forma fácil y práctica. Estrategia es tener en cuenta el estado hídrico para registrar qué pasa en el cultivo. Es hablar de huella de estado hídrico. Es un reto en el que el agricultor, centros de desarrollo y todos los del sector tenemos que involucrarnos”, concluyó.
El futuro del sector
Para hablar sobre el futuro del olivar se celebró una mesa redonda en la que participaron Cristóbal Gallego, presidente del grupo Jaencoop; Ramón Rivera, director general del Ealia y Jesús Cuervas, corredor independiente.
En referencia a la evolución del mercado mundial, Gallego destacó se caracteriza porque mantiene una demanda superior a la oferta actualmente. El presidente de Jaencoop hizo hincapié en que los precios de intervención son de ruina para el sector y que dicho sector debe organizarse para adecuar la oferta. “Un estudio revela que desde el año 2011 al 2015 el precio de origen más alto fue de 4,11 y el mínimo de 1,79, muy por debajo de rentabilidad. El consumidor, sin embargo, pagó entre 4,75 y 3,52”, apuntó Cristóbal Gallego. “Al productor le osciló un 130% y al consumidor un 35%”, recalcó. Para él, los problemas comunitarios y estatales de competencia sobre medidas en el mercado no perjudican al consumidor, sino que lo benefician y con ello se podría corregir la volatilidad de precios
En este sentido, Ramón Rivera destacó el hecho de que se haya duplicado el tamaño del mercado hasta un consumo estabilizado de 3 millones de toneladas. “Los mercados que más han crecido son nuevos mercados. Pero la curva empieza a aflojar con precios altos según medias históricas. Hay que encontrar equilibrio rentabilidad y desarrollo del mercado”, dijo. “El aceite es un producto saludable, con potencia de crecimiento tremendo (2%) mundial, aprovechando la calidad de vida, la salud, la dieta… Hay que ver mecanismos que nos regulen cuando nos dañamos a nosotros mismos con precios muy altos”, añadió.
Jesús Cuervas indicó cómo el mercado funciona con altos niveles de información en todos los agentes, desde el agricultor más profesional y más preparado. Remarcó la importancia de la climatología en el mercado que, según su criterio, cuenta con una dinámica de funcionamiento anormal: “Compradores que dicen que necesitan precios estables para seis meses. El productor que tiene posición cortoplacista, hoy vendo, mañana no… Es un mercado nervioso e incomprensible. Lo ideal es regular, que haya reservas para que no suba y que se pueda almacenar para que no baje”, apuntó.
Cambios en el agricultor y retos
Con respecto a cómo ha cambiado el agricultor en los últimos años, Gallego destacó que se ha modernizado. Habló, entre otros cambios, del riego, “la mejor inversión en desarrollo rural, para optimizar el uso del agua y nutrientes”. Según el presidente de Jaencoop, el agricultor está formado y mejorando.
Gallego hizo hincapié en que en el mercado España se posiciona y supera a Italia en exportación en nuevos países. Resaltó también la y el importante cambio en las cooperativas: “Se paga en función de la calidad, de la fecha de entrega o de si es suelo o vuelo, por ejemplo”.
Para el director general de Elaia, los grandes retos comienzan por mirar al mercado, lo que quiere la gente. La exigencia en calidad cada vez es mayor. “Ahora vamos a ambientes más ecológicos, ver qué productos, plazos de seguridad, hincapié en la cosecha y transformación. La calidad total en todo el proceso es el reto, desde la planta hasta el producto final”, apostilló, para añadir la importancia de sacar partido de las nuevas tecnologías. “Conectividad de sistemas de riego, información constante, hay que capitalizarlo para producir más, mejor y conectarnos con nuestros clientes finales”, remarcó.
Según indicó Jesús Cuervas, Italia tiene gran poder de marca, pero el sector industrial envasador no tiene agricultura potente profesional de España. “No hay que dormirse en este camino. Italia va lastrada por la agricultura que no invierte y no lo está haciendo bien, quiere mucho precio y poca producción. El consumidor conoce cada vez más lo que compra, y al envasador le cuesta dar garantía de producto de máxima calidad”, dijo.
Al hablar de los retos, el presidente de Jaencoop dejó claro que “el agricultor poco más puede hacer”. “Ahora se debe trabajar en centros de recepción para orientar su entrega y su plan de trabajo. En almazaras hay que intentar corregir que los agricultores se arruinen o no puedan invertir porque los precios no compensan, y que no podamos entrar en nuevos mercados porque los precios no sean adecuados”, indicó, para continuar: “También hay que desarrollar la normativa de calidad y seguridad jurídica, la nariz electrónica y la cata”.
Para Rivera, el éxito ha estado en una agricultora más productiva que las demás. “Hay que saber más y compartir información para ir más rápido, por ejemplo, en lo referente a variedades”, remarcó.
A Cuervas, lo que le preocupa en este sentido “que el agricultor y la cooperativa o fábrica no se implique en el problema que hay una vez que el aceite está fabricado”. “Hay una parte de la cadena que hace catas en condiciones no homologables que provocan crisis en empresas”. El corredor indicó en que el aceite es un sector limpio. “Un producto con sus analíticas y fácil de catar, pero hay distintas características y procedencias. El reto es entender que hay problema con la cata y sus características, para lo que es fundamental que haya una interprofesional real con intereses comunes”. E insistió: “Se intentan poner como valores negativos en cata amargor o picor. Italia tiene aquí mucho peso y va a intentar imponer las características de sus aceites como las estándar para el sector”.