Probablemente sea la voz más autorizada del sector de la mecanización agrícola en España. Ignacio Ruiz Abad, ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid en la especialidad de Ingeniería Rural y Máster en Economía Internacional, es desde principios de 2007 el secretario general de la Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria, Forestal y de Espacios Verdes (Ansemat). Experto en normativa, sus estrechos vínculos con empresas nacionales e internacionales, y con sus homólogos europeos, le permiten también ser un profundo conocedor de las tendencias de los mercados. Por si todo eso fuera poco, este año afronta el reto de encabezar la organización de las dos demostraciones multimarca (Demoagro), en mayo en Huesca y en octubre en Turís (Valencia), además de la cumbre internacional de la Alianza Agrievolution.
Para una Asociación con unas posibilidades limitadas en términos humanos y económicos, ¿poner en marcha una segunda Demoagro no es un propósito demasiado ambicioso?
Si no tuviéramos los recursos, no nos plantearíamos todos esos retos. Pero no solo contamos con el personal que trabaja en la Asociación, sino que son también todas las personas que forman las empresas asociadas. Estas iniciativas se trasladan a la junta directiva para su análisis y al final ha encajado para que todo salga adelante este año. El Demoagro de extensivos ya está cerrado, el Specialty está muy avanzado y la cumbre de Agrievolution es un proyecto internacional en el que el resto de asociaciones también están trabajando.
¿Qué les lleva a tomar la decisión de organizar un evento específico enfocado a cultivos especiales?
En principio, decidimos incluir todo en un mismo Demoagro, pero después de tres ediciones hemos comprobado que no es sencillo encontrar una finca que nos permita incluir cultivos extensivos y especializados. Y, según en la zona donde se desarrolle, destaca más uno que el otro. Al mismo tiempo, las propias empresas asociadas que no tienen maquinaria para cultivos extensivos nos han venido planteando esta separación. En paralelo a ello, surge la posibilidad de organizar en España Agrievolution, lo cual aceptamos gustosamente pero enfocándola a cultivos especiales, para así potenciarlos. La propuesta, que en principio suscitó dudas, ha sido finalmente aceptada y tendremos la oportunidad de combinar en octubre la cumbre con Demoagro Specialty.
Pero la primera jornada de la cumbre Agrievolution se desarrollará en Madrid…
Desde un primer momento teníamos claro que las conferencias deberían realizarse en el Lucernario del Ministerio de Agricultura. Es un escenario único donde esperamos contar con la presencia del ministro. Desde Atocha, al día siguiente, tendremos el tren lanzadera que nos trasladará al campo en Turís (Valencia).
Imagen de Demoagro 2017.
¿Es también una forma de acercar al ministro a un evento como Demoagro?, algo que no sucedió en ninguna de las tres ediciones anteriores.
Sí, pero tampoco es una prioridad. Desde Ansemat mantenemos una relación de trabajo muy estrecha y continua con el Ministerio y somos conscientes de que las autoridades también pueden tener otras prioridades. Si vienen, se agradece, aunque también sabemos que, desde un punto de vista de la seguridad, no es lo mismo inaugurar una feria cerrada, como FIMA o Agraria, que una demostración a campo abierto con máquinas en movimiento. Con Demoagro no se busca dar una imagen de sector, lo que se hace es poner la tecnología a disposición de los agricultores. El apoyo que buscamos del Ministerio es más hacia la cumbre, porque queremos que sea el escaparate del sector de la fabricación nacional y que se ponga a España en el centro de los cultivos especiales y de la tecnología que arrastran. Porque al ministro siempre le estamos escuchando hablar de la PAC y a nosotros nos gustaría que también lo hiciera de estos cultivos, que están creciendo y debemos protegerlos al máximo para que no se conviertan en moneda de cambio de ciertas negociaciones europeas. Y, en España, este tipo de agricultura representa más del 75% de los ingresos de la producción vegetal.
¿Por qué eligieron Huesca en el caso del Demoagro de mayo para cultivos extensivos?
Demoagro nace con carácter itinerante. Creemos que su radio de acción es de unos 250 kilómetros y, después de organizarlo en las dos Castillas, elegimos precisamente Huesca por este motivo y acercarnos así a Aragón y Cataluña. Una vez seleccionado el nordeste peninsular, buscamos la finca que mejor se adecúa a lo que necesitamos, que no es fácil.
MERCADOS
¿Qué valoración hace de los registros de tractores y maquinaria agrícola nueva en 2018? ¿Las cifras son una fotografía fiel de la situación actual o siguen ‘afectadas’ por los cambios de normativas?
2018 fue el año de los cambios legislativos, que afectaron a todas las máquinas. Además, fue el primero año en la historia en el que convivieron tres mercados de tractores a la vez: los de las automatriculaciones de finales de 2017, los de la 2003/37 y los del R167. Gracias a los datos del ROMA, hemos podido ver mes a mes como van desapareciendo los modelos de la 2003/37, como aumentan los del R167 y cómo las automatriculaciones han ido notándose mes a mes, quitando algo de mercado a los tractores nuevos. Esto ha hecho que la caída final anual haya sido del 6%, que para mí ha sido la real.
¿A qué achaca esta caída?
A la malísima cosecha de 2017, que ha tenido una influencia importante en los tractores estándar. También se han visto afectados por las automatriculaciones, al igual que los modelos estrechos, un segmento que venía comportándose bien pero que al final han perdido ligeramente. Analizando los datos podemos observar que 2018 ha sido el primer año en el que el mercado de tractores estrechos supera al de estándar. En cinco años hemos perdido 3.000 unidades estándar.
Sin embargo, en otro tipo de máquinas sí que ha crecido el mercado. El de máquinas remolcadas ha tenido un comportamiento normal, con sus peculiaridades. En el final de año se han disparado por las automatriculaciones, lo cual ha tenido continuidad en enero de 2019.
¿Qué perspectivas maneja este año para el mercado de tractores?
Buenas. De hecho, empezamos el primer mes con una subida del mercado de tractores superior al 20%. Si los fabricantes consiguen adaptar las homologaciones y la situación con los tractores ya se estabiliza, en 2019 debería crecer el mercado. Podemos pasar de los 10.800 con los que hemos cerrado en 2018 hasta los 11.500. No es una maravilla, pero yo estimo que el techo está en 12.000 unidades. Y confío en que aumenten tanto los tractores estándar, porque ha mejorado la rentabilidad en los cultivos extensivos, como en los especiales, que aún tienen cierto margen de progreso.
¿Y cosechadoras de cereales?
Me da mucha pena hablar de él. Llevábamos varios años con ‘encefalograma plano’ alrededor de las 300 unidades nuevas, y en 2018 cae precisamente por la mala cosecha de 2017. Ahora debería invertirse con la subida del 45% en los precios de los cereales. Es un mercado que lleva ya un tiempo parado, afectado también por la pérdida de superficie cultivada y la ausencia de incentivos a la producción. Además, se ha ‘acostumbrado’ a la existencia del usado de importación y de segunda mano, con los que se ha creado un negocio que dificulta el regreso al mercado de máquinas nuevas.
En este contexto, ¿qué opinión le merece el anuncio que ha hecho el ministro sobre un nuevo Plan Renove? ¿Se corre el riesgo de cierta ralentización del mercado hasta que no se haga realidad?
Llevamos tiempo desde Ansemat y desde las empresas pidiendo cautela a la hora de anunciar subvenciones, porque se corre el riesgo de parar el mercado, sobre todo cuando no se da una información clara. En este caso, el borrador aún no está cerrado. En Ansemat ya sabíamos que se iba a aplicar a todas las máquinas, porque el año pasado no se cubrió todo el presupuesto por problemas de burocracia.
A mediados de enero de 2018 nos reunimos con el Ministerio y con los fabricantes de cisternas de purines para explicarles los problemas que se iban a encontrar con el cambio del Real Decreto que prohibía las aplicaciones en abanico. Finalmente, el Renove no salió hasta julio, en pleno verano, cuando la información es más limitada. A ello se une que las Comunidades Autónomas empiezan a hablar de moratorias, por lo que no llegamos a cubrir los 5 millones de presupuesto. Y, además, tampoco se dio cierta flexibilidad a los fabricantes para facilitar las operaciones. Por tanto, otra vez la burocracia hace que no fuera un éxito y ahora se amplía a todo tipo de máquinas, que no lo veo mal, pero: a las sembradoras no se les exige nada, a las abonadoras que vayan a la estación de Palencia a hacer unos ensayos que llevamos años diciendo que no son óptimos, a los pulverizadores se les piden ensayos en laboratorios o en ITEAF, con los tractores otra vez a vueltas con la eficiencia energética… En definitiva, se crea tal incertidumbre en el mercado que la gente no sabe qué hacer. Por tanto, este tipo de anuncios crean rumores, el mercado se para y quien pensaba hacer una inversión, se espera.
Ignacio Ruiz, el pasado mes de octubre ofreciendo una conferencia en China.
Usted conoce en primera persona la evolución de muchos mercados internacionales. ¿Dónde observa en estos momentos mayores posibilidades de expansión para las empresas españolas?
Respondo desde un punto de vista agrícola, no de negocio, porque para esto ya tenemos a Agragex (Asociación de Exportadores), que son expertos en saber dónde están las oportunidades. Nosotros estamos intentando promocionar la mecanización en el exterior, no dar las herramientas para exportar, sino promocionar España. En cultivos extensivos, la maquinaria española es reconocida en el exterior por su excelente relación calidad-precio, no hace falta que tengan un altísimo grado de tecnología, pero que sean fiables y rentables, lo cual es muy importante en zonas que no sean de renta alta, como norte de África, Oriente Próximo o Este de Europa. En cultivos especiales, la maquinaria española triunfa vaya donde vaya, porque el origen de la mecanización de esos cultivos está en Italia y España. Un altísimo porcentaje de nuestros fabricantes están orientados a este tipo de cultivos y son los que tienen más potencial para salir al exterior.
El auge del mercado del usado, en parte procedente de otros países, ha llevado a decir a algunos protagonistas del sector que España “se está convirtiendo en la chatarrería de Europa”. ¿Qué se está haciendo para tratar de evitarlo?
Esa frase es muy común decirla, pero desde Ansemat sabemos que no es así. El problema lo tenemos dentro, es decir, la chatarrería ya está. Se han comprado máquinas sin vender usado y son unidades que posteriormente aparecen. El tractor usado de importación ha crecido bastante y actualmente entran unas 1.500 unidades al año, que supone el 10% del total, pero eso no es convertirse en la chatarrería de Europa. El problema es que de los 32.000 usados que hay, unos 9.000 tienen más de 35 años. Estamos dando vida a la chatarra y cada vez hay más accidentes, con muertes de agricultores, con tractores muy viejos.
Hay una legislación de seguridad laboral que especifica, desde 1997, que cualquier equipo que esté a disposición de un trabajador agrario debe tener estructura de protección antivuelco. Y no debe exigirse solo para los asalariados.
ASOCIACIONISMO
¿Qué le aporta a Ansemat estar presente y jugar un papel activo en una confederación europea como es CEMA? ¿Qué repercusión tiene sobre los asociados y sobre el mercado?
He sido siempre el representante de Ansemat en CEMA y soy quien más ha impulsado la presencia de nuestra Asociación, porque mi mentalidad es asociacionista. Y es importante pertenecer a un colectivo de mayor rango donde se abordan cuestiones de interés. Una vez allí, trabajando en temas de apoyo al sector, no podemos estar beneficiándonos sin aportar nada. Es importantísimo pertenecer a CEMA porque es parte del sector y te ves representado, porque es un punto de enlace con las empresas importadoras. En definitiva, Ansemat promociona a sus fabricantes a nivel europeo y tiene un medio de comunicación entre los importadores y las fábricas. Desde CEMA podemos tener una visión neutral del sector, aunque también reconozco que es difícil de transmitir a las empresas. Nuestros asociados ven muy claras las ventajas de pertenecer a Ansemat, sin embargo, lo de Europa se les queda lejos, sobre todo si tenemos en cuenta que CEMA lleva muchos años muy enfocada al sector de los tractores, porque la legislación europea solo afectaba a este producto. Esto es algo que yo he transmitido en Europa: para que se puedan incorporar más países, se debe abrir el campo de actividades. Hay empresas que, independientemente de su tamaño, nunca se han visto representadas en CEMA.
Precisamente CEMA se ha caracterizado durante años por el control ejercido por los grandes fabricantes de tractores. Ahora, y elegido por unanimidad, está al frente el director de uno de los principales fabricantes de implementos. ¿Esto puede ser beneficioso para España, donde tenemos muchos más fabricantes de este tipo de máquinas?
Confío que sí, pero de momento no se están viendo cambios. No porque el presidente no los quiera, sino porque la legislación está como está: tenemos el R167, que se aplica en la homologación de tractores y máquinas remolcadas, pero sigue siendo voluntario hacer la homologación europea. Entonces, España ha cambiado la legislación para adaptarse a estos requisitos europeos, pero el resto de países, no. Y los fabricantes no tienen por qué converger hacia la europea. En CEMA tampoco se está hablando de los aspectos en contra que tiene la aplicación de la legislación europea a las máquinas remolcadas.
Entonces, ¿por qué Van der Ley asume la presidencia?
Lo veo más relacionado con el escenario de ferias a nivel europeo que con asuntos de legislación o específicamente agrícolas. Desde el primer momento asumió la coordinación del grupo interno encargado de cómo cambiar la periodicidad de las ferias. En el VDMA alemán querían que CEMA les diera el visto bueno a su plan.
En CEMA estamos viviendo un momento muy delicado. La última reunión de la junta directiva, celebrada en Bolonia, mostró la posición que defiende Italia. Hace diez años, Alemania amenazó con abandonar y se aceptó la inclusión de varias de sus empresas en la junta directiva. Y CEMA se está germanizando y se ha orientado demasiado a la agricultura de Centro y Norte de Europa, la del Sur apenas ha tenido consideración. Y la queja que históricamente expresamos España e Italia es que no se habla de maquinaria y fabricantes que están en el Sur, especializados en ciertos tipos de cultivos. De hecho, FederUnacoma tiene en Italia 300 fabricantes, de los que 250 no saben lo que es CEMA. En definitiva, esta situación tiene que cambiar, porque también está cambiando la agricultura.
NORMATIVA
Empecemos por tractores, ¿qué opinión le merece, ya en perspectiva, la introducción del Tractor Mother Regulation (TMR) que tanta influencia tuvo en las inscripciones de 2017?
El R167 ha sido uno de los grandes fracasos y uno de los grandes errores de la Comisión Europea en los últimos años. Intentaron aunar legislaciones en materia de seguridad vial, seguridad laboral y medio ambiente, y durante el trámite de redacción comprobaron que no era factible. Al final, queda un Reglamento prácticamente igual al anterior (2003/37), con una opción para las máquinas remolcadas que la gente no utiliza porque tiene la posibilidad de hacer la homologación a escala nacional. Ha sido tan complejo e ineficiente que, una vez que se publicó en 2013, no ha dejado de introducirse modificaciones. Este año ya hemos tenido el TMR2 y en junio habrá otro. Es extremadamente complejo. Y a ello se suman los cambios en la normativa de emisiones, que tiene su calendario paralelo. En definitiva, estos cambios normativos no han sido positivos y estamos más o menos en la situación de partida respecto a la seguridad en la maquinaria. Se podría haber hecho de otra manera a partir del marco regulatorio anterior.
¿Qué opiniones están recibiendo de los fabricantes nacionales de remolques con el cambio de homologación introducido este año?
Lo que afecta a remolques y máquinas remolcadas es algo que los propios fabricantes pidieron hace unos años. Cuando desde Ansemat informamos de los cambios que se iban a introducir desde Europa. Sabíamos que los niveles de exigencia en términos de homologación son muy diferentes de un país a otro, y concretamente en España eran muy bajos, lo que permitía la presencia de fabricantes de muy diferentes perfiles y productos de calidad limitada. Esos requisitos mínimos son los que se han elevado —sistemas de frenado— y nos hemos puesto al nivel de otros países y ya no es tan fácil la llegada de equipos del exterior. Hasta ahí, la teoría está muy bien. El problema surge en su aplicación a nivel nacional, que surgen muchas dudas entre proveedores, gestores, laboratorios, etc. Al final, llegamos a diciembre de 2018 con un altísimo número de homologaciones sin hacer, por lo que se pide una ampliación, se concede, pero los fabricantes tienen que adecuarse y estos primeros meses de 2019 van a ser horribles porque además de adaptarse a la normativa, los fabricantes tienen que atender una demanda creciente, porque, afortunadamente, la demanda de máquinas está creciendo desde la cosecha de 2018.
Observando el Barómetro interno de Ansemat, compruebo que la gente está más preocupada desde el punto de vista de la oferta, es decir, en cómo adaptar la empresa para poder satisfacer la demanda.
Empresas o entidades relacionadas
Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria, Forestal y de Espacios Verdes
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