La demolición y la gestión de los residuos, a debate

Reunidos los días 8 y 9 de octubre en el Hotel Barceló Sants de la Ciudad Condal, ponentes y asistentes pusieron en común experiencias, problemas y soluciones a la hora de enfocar la demolición, ya sea de un edificio, un puente o cualquier otra estructura. Asimismo, se habló ampliamente del tema de la gestión posterior de los residuos, y más concretamente del amianto.

La primera de las puntualizaciones fue destacar, expresamente, que la demolición es un proceso controlado. No es simplemente un derribo entendido como “echar a tierra cualquier cosa, sin método si sistema de seguridad”, aclaraba Blanco. Demolición implica también descontaminación, valorización de los residuos, etc. “A diferencia del derribo, es un proceso seguro, controlado, selectivo y preciso”. Y, dentro de este proceso, existen múltiples sistemas de demolición en función del material, la estructura, el espacio contiguo, la zona, etc.: empuje y tracción, impacto, voladuras, percusión, oxitermia, hipotermia, corte y perforación, quebrantación, arranque e hidrodemolición. Una amplia variedad a elegir, todas con sus pros y sus contras, que se expusieron y debatieron ampliamente a lo largo de las jornadas.

A partir de la presentación pormenorizada a cargo de José Blanco, representantes de diferentes empresas hicieron su aportación explicando, desde la propia experiencia, los problemas, retos, métodos y soluciones a los que se habían enfrentado. Asimismo, también se trataron temas más burocráticos, pero indudablemente necesarios para cumplir con todos los requisitos administrativos y con las normativas establecidas, ya sean de ámbito local, autonómico, nacional o europeo. En este sentido, los asistentes reclamaban una mayor unificación que simplificara en la medida de lo posible todos los trámites exigidos.

La memoria ambiental, un paso adelante en seguridad para el Medio Ambiente

Adolfo García, de la empresa VD Voladuras y Demoliciones, centró su ponencia en las fases del proceso de demolición, haciendo especial hincapié en todo el papeleo a cumplimentar por parte de las empresas. A saber, toda la documentación que se debe presentar en un proyecto bien hecho: la memoria, el presupuesto, el pliego de condiciones, un estudio básico de seguridad, la memoria ambiental, el estudio de gestión de residuos, los planos y anexos si cabe.

Y precisamente la memoria ambiental ocupó una buena parte de su intervención, puesto que es una parte cada vez más importante para la mayoría de las Administraciones.

En este sentido, García apuntaba que la memoria medioambiental del proyecto de demolición debe analizar los impactos que generará la actividad sobre el medio físico. Cabe destacar que el origen de los impactos medioambientales producidos pude provenir de la existencia previa de sustancias peligrosas, espacios contaminados durante el uso anterior de las instalaciones o como consecuencia de algún incidente; impactos directos producidos durante el proceso de demolición, ruido, polvo, efluentes; e impactos indirectos producidos por los medios mecánicos y humanos, como los residuos generados por el mantenimiento de la maquinaria de demolición y RSU generados por los trabajadores.

Otro de los temas abordados fue el Plan de Prevención, dedicado especialmente al tema de la seguridad en la obra. Expuesto por Caroca Llauró, de la Sociedad de Prevención Maz, se trata de un documento que incluye la estructura organizativa, las responsabilidades, las funciones, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios para llevar a cabo la prevención de riesgos en las empresas. En este sentido, se apuntaba que, en el caso de las obras con proyecto, se debe presentar el denominado Plan de seguridad y salud, mientras que en el caso de obras sin él, se debe presentar la Evaluación de riegos por puesto de trabajo. Se trata en cualquier caso de un documento que elabora cada contratista, aprobado por el coordinador de seguridad y salud, realizado antes del inicio de la obra y que “debe estar siempre en la obra”. Llauró apuntaba también que, en el caso de las empresas subcontratadas, el contratista inicial no debe elaborar el plan de seguridad propio pero sí analizar el de la subcontratada y comprobar si incluye los riesgos descritos por la empresa contratista o si constan otros distinto: “entonces, se incluye en el Plan inicial”.

Por otra parte, Laura Almazor, de la Gestora de Runas de la Construcción, explicaba las ventajas de elaborar un Plan de gestión de residuos y, en particular, analizaba la nueva normativa RD 105/2008.

Asimismo, las jornadas también permitireron presentar ejemplos prácticos como el caso de las tareas de desamiantado, un proceso muy a tener en cuenta en la demolición o rehabilitación de edificios de unos 30 años o más, además de la valorización de los residuos en obra (o cómo saber aprovechar al máximo los materiales recuperados en la deconstrucción) así como diferentes sistemas de reciclado. Al final de la primera jornada, y a lo largo de la segunda, se establecieron detalladamente los diferentes sistemas que existen hoy en día en el trabajo de la demolición.

Clarificar térmicos y técnicas

En objetivo final de estas jornadas, que se celebrarán en diferentes puntos de España a lo largo de 2009 (Barakaldo, los días 18 y 19 de febrero y, posteriormente, en Sevilla y Santiago de Compostela, pendientes de fecha todavía), es repasar las diferentes etapas de la deconstrucción, desde el proyecto mismo de la demolición, la identificación y gestión de residuos peligrosos, incluyendo el desamiantado, junto con los diferentes métodos de demolición y la gestión de residuos.

En definitiva, las jornadas pretender profundizar en el concepto de deconstrucción, insistir en la necesidad de un proyecto de demolición adecuado, identificar los residuos peligrosos y abogar por su gestión adecuada, optimizar el rendimiento de los trabajos de demolición e incidir en la necesidad de la prevención de riegos. Asimismo, también buscan dar a conocer la situación actual de valorización y reciclaje de RCD.

Para ello, estas jornadas están dirigidas especialmente a arquitectos y aparejadores, ingenieros y responsables técnicos de empresas relacionadas con la construcción, gerentes de empresas constructoras y de demolición, jefes de obra y proyecto, responsables de producción, técnicos en prevención de riegos, etc.

AEDT y Aeded, los organizadores

AEDT, o Asociación española de demolición técnica, corte y demolición, nació en 2006 a fin de constituirse como referente en la profesionalización de un sector cada vez más especializado, por la propia naturaleza de sus métodos de trabajo. Entre sus muchos servicios ofrecidos destaca la emisión de la Tarjeta de Identificación Profesional (TIP), un carné que acredita la pertenencia de cada trabajador de las empresas asociadas a un sector profesionalizado. La TIP es una novedad de este año que se dirige exclusivamente a todos los trabajadores de las empresas asociadas a la AEDT y el objetivo final es lograr que esta tarjeta sea reconocida como imprescindible en el sector para cualquiera de los métodos de corte, perforación y sistemas auxiliares de demolición técnica.

Por su parte, la Aeded, Asociación española de empresarios de demolición, es la principal agrupación de ámbito nacional de contratistas de demolición. Fundada en 1981, la asociación concentra a empresas cuya actividad principal es el derribo y la demolición, mediante diversos métodos.