Los agricultores malagueños reciben el otoño recogiendo las primeras castañas

A punto de estrenar el otoño, los agricultores del Valle del Genal (Málaga) se preparan para comenzar a recoger las primeras castañas que recibirán el inminente cambio de estación. Y lo harán este fin de semana. Al respecto, algunos productores ya han recogido sus primeras castañas tempranas, una pequeña muestra de lo que se espera de esta campaña que se augura especialmente buena, tanto en calidad como en calibre del fruto. Así lo ha asegurado, José Carlos Ruiz, técnico de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de Málaga (Asaja) en la Serranía de Ronda: “Después de un año de abundantes lluvias, con unas precipitaciones que alcanzaron los 1.500 l/m² en algunos municipios, como Pujerra, los castaños no están muy cargados de erizos, pero los que hay presentan un tamaño considerable. Esperamos una calidad excelente”.

En Málaga, la principal zona de castaños se encuentra en el Valle del Genal, con unas 4.300 hectáreas que, en un año de buena producción pueden dar unos cinco millones de kilos de este fruto. Este año aún es pronto para hacer una estimación real de cosecha, pero, no obstante, los agricultores de la zona coinciden en afirmar que la campaña será mucho mejor que la del año pasado. Las primeras castañas se empezarán a cosechar a partir de mañana en la zona de Jubrique, con la variedad bravía temprana. Al mismo tiempo, en zonas de Igualeja y Pujerra, se comenzará la recolección de la denominada variedad portuguesa. La conocida pilonga, la más abundante del valle y la más apreciada por su sabor, fácil pelado y gran calibre, comenzará a recolectarse a primeros de octubre. Esta variedad goza de fama más allá de las fronteras españolas, ya que gran parte de la producción se distribuye también por Alemania, Bélgica y Holanda.

Sin embargo, en el Valle del Genal, la castaña es mucho más que un cultivo, forma parte de la tradición familiar y las costumbres heredadas. Según relata el técnico de Asaja Málaga, las 4.300 hectáreas de castaños están divididas en pequeñas explotaciones familiares, de unas tres hectáreas cada una aproximadamente. “La propia familia es la que recoge el fruto los fines de semana. Incluso muchas personas intentan hacer coincidir sus vacaciones en sus trabajos habituales para poder cosechar durante una semana seguida”, ha explicado José Carlos Ruiz. El precio, otra de las principales preocupaciones de los agricultores ante cualquier cosecha, aún es una incógnita.